En mi barrio hay un solar que lleva vacío desde que yo era un niño. Pero al contrario que en aquella época, hace tiempo que ya no se puede entrar en él: está rodeado de un infranqueable muro sobre el que descansan una veintena de vallas publicitarias. El 80% de ellas anuncian, siempre, coches. Coches brillantes, flamantes, imponentes. Coches con planes PIVE a precios que cualquier hijo de vecino se puede permitir, y que siempre aparecen en lugares idílicos en los que se supone que te gustaría estar. Pero, sobre todo, coches que se venden con eslóganes estudiados para incrementar tus ganas de comprarlos a toda costa. A mí, sin embargo, me provocan todo lo contrario: rechazo y una buena dosis de vergüenza ajena. Hasta el punto de que he apuntado varios de los que he visto últimamente para desahogarme aquí, en familia.
1. “Conducir es un deporte extremo” (Nissan Juke)
Testosterona, riesgo, velocidad. Hacer el macarra con tu buga. Molar. Alguien debería decirle a algún que otro creativo publicitario que, como mínimo, es temerario asociar este tipo de ideas a una máquina que provoca más de 9.000 atropellos al año sólo en los núcleos urbanos de este país. Conducir no es ningún deporte, amigo, porque aunque lo creas no eres Fernando Alonso. Y desde luego nunca debe ser algo extremo.
2. “Contágiate de libertad” (Mercedes GLA)
Curiosa libertad esa que te obliga, una vez desembolses los miles de euros que cuesta comprarte el coche -para cuya obtención has tenido que trabajar como un mulo-, a gastarte más dinero en gasolina, seguro e impuestos varios. Sólo en combustible, cuando le hayas hecho 90.000 kilómetros a tu querido coche ya habrás gastado 5.300 euros en llenar el depósito. Contágiate tú, ya si eso. A mí déjame.
3. “Diseñado para dominar la ciudad” (Mercedes Clase A Shooting Brake)
Y dale. Si hay algo que sobra en nuestras ciudades es precisamente la actitud de dominancia por parte de determinados conductores. Ponerse al volante de un coche no consiste en dominar nada. Como mucho, los nervios y las ganas de matar a alguien que te asaltan cuando llegas tarde al trabajo por culpa de un atasco. ‘Domínate a ti mismo’ quizá sería un claim más apropiado.
4. “Tu tiempo te pertenece” (Renault Espace)
Esto sí que es verdad, oye: tu tiempo te pertenece. Y puedes dedicarlo a lo que tú quieras. Por ejemplo, a perderlo. Si tienes un coche vas a pasar, de media, 260 horas al año metido en él y otras 75 en dar vueltas tontamente buscando aparcamiento. Pero tú sabrás, oye, que para eso es tú tiempo.
5. “La ciudad como nunca la habías visto” (Peugeot 2008)
Claro, claro. Nunca nadie ha visto la ciudad desde el punto de vista de un conductor: sólo millones de personas, millones de veces, todos los días. Siéntete como un auténtico rebelde haciendo lo que hace absolutamente todo el mundo: mirar por la ventanilla mientras esperas a que se pongan verde el semáforo. Porque lo que es la ciudad, desde tu nuevo coche la vas a ver más bien poco. Para eso será mejor que te compres una bici o camines.