A favor
Bienvenida toda empresa que quiera llenar de bicicletas las calles. En ese sentido, la expansión de sistemas de free-floating es una grandísima noticia: por si el potencial aumento de ciclistas urbanos fuera poco, contribuyen a eliminar el monopolio que en muchas ciudades aún existe en el terreno de las bicicletas de alquiler, con el correspondiente beneficio para el usuario. Más competencia, más bicicletas, mejores precios. ¿Quién podría oponerse a algo así? De hecho, ¿quién necesita estaciones?
En contra
No todo vale a la hora de sumar ciclistas urbanos. La ausencia de estaciones del Free-floating, lejos de una ventaja, es su gran inconveniente: las bicis acabarán estacionadas en cualquier lugar y de cualquier manera, ocupando los aparcabicis públicos o estorbando a los peatones y tensando aún más una relación ya difícil por culpa de algunos ciclistas incívicos. Por otra parte, el vandalismo y uso irresponsable de bicis podrían multiplicarse: la ausencia de regulación se presenta como un gran reto.