El acero y las bicicletas de carretera de entre 1940 y 1980 simbolizan un ciclismo donde Gino Bartali era algo más que un campeón y Luis Ocaña, con su mala suerte, luchaba con el sólido muro que representaba Eddy Merckx. Rememora épocas donde los ciclistas se forjaban pedalada a pedalada de casa al colegio y más tarde de casa al trabajo, donde las piernas contaban más que la última tecnología y, en definitiva, las bicicletas eran caballos de acero.
Bajo esa filosofía el Cavall d’Acer) busca desarrollar un tipo de actividad que permita ofrecer a vías de comunicación entre diferentes poblaciones, que sean seguras y agradables para los ciclistas y que tanto los ciudadanos como los turistas puedan conocer pedaleando su entorno con tranquilidad y serenidad, lejos de los canales habituales de turismo, descubriendo así una Barcelona más amplia y diferente.
Capitaneados por Miguel Santalices, socio fundador de la conocida tienda barcelonesa Espaibici, el Cavall d’Acer nace dentro del Bicircuit Festival Barcelona. Hablamos de una marcha de 50 kilómetros con 1.100 m de desnivel positivo, con un 65 % de carreteras y un 35 % de pistas perfectamente transitables con bicicletas de carretera, y que discurrirá por poblaciones situadas en el entorno de Barcelona.
El recorrido debe realizarse con bicicletas de carretera clásicas y/o que mantengan sus valores. Todos los participantes recibirán unos obsequios y al acabar la prueba habrán premios y sorteos que superarán los 3000 €. Además, cada participante dispondrá de un libro de ruta que nos indicará cómo seguir el recorrido y se sellará en la salida y llegada y en cada uno de los puntos de avituallamiento y control. Algo está garantizado; el reloj no existe y el entorno nos sorprenderá.