¿Hace cuánto que te mueves en bici por Madrid?
Casi he perdido la cuenta… (risas). Más o menos, desde que se fundó Pedalibre. Allá por 1980. Después, en el 81, accedí al Ayuntamiento con Tierno Galván. Éramos tres jóvenes que entramos allí con todo un equipo de ingenieros superformales.
¿Dirías que hemos mejorado desde aquel entonces?
Yo creo que sí. Bastante. Aunque aún queda mucha ingeniería de aquella época. Aquellos pasos elevados de los años 70, mucho deje de los 90 y la tunelización del viario de la ciudad y el abandono del espacio público. Pero mi capacidad de maniobra es limitada: hago lo que puedo, pero yo sólo llevo la planificación, los temas de estrategia de movilidad de la ciudad. No controlo la ejecución de los proyectos. No puedo imponer mis criterios a todo el mundo, dado que no tengo la última palabra.
Una de las medidas por las que se te recuerda es la peatonalización del parque del Retiro. No a todo el mundo le pareció bien.
Ni mucho menos. Hubo una oposición feroz. Pusimos en marcha la peatonalización del Retiro en dos fases. La primera, en 1983, quitando el tráfico de paso. Aquello era una bomba: cruzaban el Retiro miles de coches de Niño Jesús a Atocha, bajando por la Cuesta de Moyano. Un disparate. Un año después lo cerramos completamente. Y sí: mucha gente se llevó las manos a la cabeza. Se preguntaban cómo iban a cruzar la ciudad si no era atravesando el Retiro.
“Esperanza Aguirre dice que hay que hacer un túnel bajo la Gran Vía, pero conviene recordar que ya hay dos: los de las líneas 1 y 2 de Metro”
¿Ves paralelismos entre aquella oposición férrea y la que ahora surge ante la posibilidad de ganar espacio para el peatón en la Gran Vía?
Sin duda: está relacionado. La ciudadanía está asumiendo esos cambios perfectamente: es entre la oposición y entre determinados técnicos donde se encuentra esa reticencia. Se pide que se realicen estudios que, bajo mi punto de vista, no son estrictamente necesarios. No hace falta realizar un estudio para ver qué va a ocurrir si quitas tráfico de la Gran Vía. Porque la metodología está clara: todo el centro de la ciudad va a ser un Área de Prioridad Residencial (APR), lo que no sólo va a beneficiar a los residentes, sino a todos los ciudadanos. Las medidas que tomamos la pasada Navidad redujeron el tráfico un 40%, y no sólo en la propio Gran Vía, sino también en calles adyacentes como San Bernardo u Hortaleza. La iniciativa ha funcionado: mucha gente ha dejado de ir en coche al centro y ha utilizado más el transporte público. Y también ha habido muchísimos más peatones. No hace falta realizar infinidad de estudios para ver qué ocurre si quitas coches: basta con viajar a ciudades como Londres, donde se hizo en arterias como Oxford Street hace 30 años. Esperanza Aguirre dice que hay que hacer un túnel bajo la Gran Vía, pero conviene recordar que ya hay dos: los de las líneas 1 y 2 de Metro.
Al igual que hicimos con Carlos Deteibols esta misma semana, queremos preguntarte por el polémico carril bici de Ascao y darte la oportunidad de que expliques la postura del Ayuntamiento.
Creo que a menudo se corre a criticar las cosas antes incluso de que nos dé tiempo a explicarnos. Todo el asunto de Ascao va a quedar perfectamente claro el próximo lunes, cuando se terminen las obras de pavimentación. Lo que se ha hecho es lo que los ingleses llaman Advisory Cycle Lane. No es un carril bici propiamente dicho, sino un espacio de protección que permite al ciclista adelantar en paralelo a los coches o, si se prefiere, circular por é más despacio, dado que se trata de una subida muy pronunciada. Esa es la función de esa banda. No tiene nada que ver con el modelo francés ni con querer arrinconar la bici a la derecha. Yo soy ciclista urbano: sé la polémica que se puede montar por eso. Al mismo tiempo, creo que esa misma noche se debía haber pintado el ciclocarril contiguo. Llegados a este punto, hay dos soluciones: separar esa banda para queden 40 o 5 cm y convertirlo en un carril bici propiamente dicho, estrechando los carriles destinados a los coches, o poner un ciclocarril, que personalmente creo que es una mejor opción.
“No soy enemigo de que la bicicleta vaya por la calzada: todo lo contrario”
En los últimos tiempos has sufrido en tus propias carnes críticas muy duras. Algunos te llaman incluso Corral Bici. ¿Cómo te tomas estas críticas?
Las llevo bastante bien. Al fin y al cabo, si no estuviera convencido de las cosas hace tiempo que lo habría dejado. He decidido no tener Twitter porque si no estaría todo el día contestando a la gente. Así que aguanto el Facebook y poco más. Hasta ahora no me he mosquedado. ¿Que me llaman Corral Bici? Pues ningún problema. Yo no soy enemigo de que la bicicleta vaya por la calzada: todo lo contrario.
Tenemos casi todo 2017 por delante. ¿Qué va a cambiar en Madrid en materia de movilidad ciclista?
Yo creo que va a haber nuevos y nuevas ciclistas. Va a haber gente que se va a animar a usar la bici. Es algo que ya comenzó con BiciMad y los ciclocarriles, pero queremos que vaya a mucho más. También, a incorporar a nuevos tipos de ciclistas. Niños, mayores, gente que se mueva por su barrio… Está muy bien que la gente vaya a gusto con una bicicleta eléctrica, pero hay que incorporar a gente nueva que aún no se atreve a usar la bici. Y, sobre todo, queremos empezar a calmar el tráfico. La bicicleta tiene que sustituir al automóvil como vehículo urbano unipersonal.
“La bicicleta tiene que sustituir al automóvil como vehículo urbano unipersonal”
Madrid es la ciudad del mundo con más taxis por habitante. ¿Por qué no se prohibe que circulen vacíos, como ya se hace en Vitoria o Salamanca?
Es un tema que he puesto encima de la mesa personalmente. Pero me temo que hay mucha gente que no quiere entrar en ese tema. Pero lo tenemos en mente, que. Cuando se cortó la Gran Vía, el 85% de taxis que circulaban por ella estaban vacíos. Hubo días que llegué a contar hasta 200 taxis entre Plaza de España y la Red de San Luis. Creo que con que hubiera 10 vacíos sería suficiente. En ese sentido, se pueden barajar ideas de cómo informar en los accesos de cuántos hay dentro de la Gran Vía para que sólo pueda acceder un cupo concreto. Hay que ponerse serios con los taxis.
Al llegar al poder, Manuela Carmena dijo que había que seducir a los madrileños que no habían votado a Ahora a Madrid. ¿Se les está seduciendo? ¿Ve a este equipo municipal afrontando un segundo mandato?
Eso es vaticinar mucho. Personalmente, nos centramos en el trabajo del día a día. Pero estoy seguro de que se puede mejorar esa seducción. No sólo se trata de hacer obras e infraestructuras. En ese sentido, creo que mucho va a depender de cómo se expliquen transformaciones como la de la Gran Vía en materia de comunicación. Es un debate muy intenso que creo que, por el momento, vamos ganando. Pero hay muchas cosas por hacer.
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