El equipo de diseño del fabricante de bicicletas Canyon ha sido galardonado con el Red Dot Design Team of the Year 2017, que concede desde 1992 el Centro de Diseño de la región alemana de Northein Westfalen a diseños industriales que destacan por sus últimos desarrollos. Este es el cuarto premio de diseño que Canyon obtiene este año y cosecha ya 54 galardones desde 2005.
REPASA LOS MEJORES DISEÑOS CANYON CON DAVID TOLEDO:
El jurado del Premio internacional de Diseño Red Dot está formado por 39 expertos internacionales. Para el presidente del jurado Peter Zec, “Canyon es un actor destacado de la industria que busca siempre algo más que una bicicleta: un compañero constante en el campo o en la ciudad, ya sea para aficionados o para los atletas profesionales”. El Red Dot ha reconocido, en ediciones pasadas, a firmas como Porsche, Apple, Adidas, Sony y Mercedes-Benz.
Canyon fabrica más de 400 bicicletas al día y tiene una plantilla que roza los 1.000 empleados
Canyon sigue así su estela de crecimiento desde que lanzara al mercado su primera bicicleta en 1996. En la actualidad el fabricante alemán produce más de 400 bicicletas al día, exporta el 72% de su producción fuera de Alemania, tiene una plantilla que roza los 1.000 empleados. Desde 2003 comercializa sus productos exclusivamente a través de su tienda online. En 2016 facturó 185 millones de euros, un 16% más que en 2015.
¿Y su diseño? Según David Toledo, country manager de Canyon en España y Portugal, la estética de las Canyon “siempre ha seguido una regla muy propia del carácter alemán: la función ha de prevalecer sobre la forma. Pero, incluso en este caso, la estética es fundamental en una bicicleta. En los últimos años no sólo deber el mejor en prestaciones sino, también, contar con unas líneas y personalidad específicos”.
De su catálogo de modelos, el 56% de sus ventas son bicicletas de montaña, el 38% de carretera y el 6% de paseo, infantiles, etc. En España, Canyon vende más de 5.000 bicicletas al año y es patrocinador oficial del equipo Movistar. Un difícil equilibrio entre necesidades de mercado, labor de ingeniería y, por supuesto, gustos del público. “Para eso están los buenos profesionales”, explica Toledo, “que deben conseguir minimizar la barrera que puede crearse cuando se intentan alcanzar las máximas prestaciones y, al mismo tiempo, una estética acertada. No queremos ser la marca que llegue primero porque sí, sino que optamos por que cada producto que salga al mercado sea puntero”.
A pleno rendimiento
En su planta de fabricación y ensamblaje de Koblenz, Canyon dispone de un equipo de ingenieros y diseñadores que desarrollan los cuadros y otros componentes de sus bicicletas con el objetivo de aunar confort y máximo rendimiento.
Desde que en 2003 iniciara su colaboración con la Universidad de Pforzheim para realizar pruebas de esfuerzo en sus modelos, Canyon ha venido ampliando la definición de todos componentes, ya se trate del cuadro, la horquilla, el sillín, el manillar, los frenos, la suspensión, el peso, los pistones o las ruedas, entre otros. La compañía realiza hasta 12 tests complementarios a los del cumplimiento de la normativa estándar de seguridad de bicicletas en componentes, procedimientos, tecnologías, resistencia de los materiales y su destrucción. Todo ello según el uso de la bicicleta en ruta, pista, montaña, ciclo-cross, etc. Estas pruebas responden a cada diseño y se realizan en paralelo a la línea de fabricación compuesta por 14 estaciones y que es capaz de colocar robóticamente cada componente en el cuadro de la unidad en menos de 60 segundos. Además, Canyon dispone de dos escáneres de rayos X para controlar la calidad final de sus modelos en la fase final de su fabricación. Para Canyon, es precisamente el diseño lo que prolonga la vida de la bicicleta al permitir vencer la fatiga de los materiales en condiciones extremas.
Por los ojos
Una notable labor tecnológica que, sin embargo, debe también contar con una estética acertada. En este sentido, Toledo no tiene dudas: “La bicicleta tiene que entrar por los ojos. Si la bici no te gusta las prestaciones pasan a un segundo plano. Los primeros tres segundos son vitales: cuando ves una bicicleta por primera vez, en ese tiempo, no piensas en sus materiales o posibles prestaciones sino, simplemente, si te gusta o no. Y, si te gusta, ya te ocuparás de indagar en sus características, en si tiene premios, qué dice la prensa o qué trayectoria tiene la marca en el campo profesional o de competición”.