
A veces, es difícil prever los desastres. Pero no lo es el prepararnos para afrontarlos y así minimizar su impacto. Por eso, este verano nació en Alemania Kollapscamp, un encuentro internacional que podríamos traducir como “Campamento colapso” y que se centró en mostrar cómo adaptarse inmediatamente a cualquier catástrofe.
Sus creadores no lo definen como una cita pesimista, sino como una “plataforma para el aprendizaje e intercambio de ideas sobre cómo enfrentar los desafíos que nos plantea el cambio climático en forma de desastres naturales y crisis sociales”. En esta primera edición, celebrada en Wittstock (noreste de Alemania), se reunieron 900 personas centradas en construir comunidades fuertes y autosuficientes, con talleres de habilidades prácticas, comunicación sin redes centralizadas, psicología, organización social y especial atención a la logística con bicicletas y cargobikes.
“Las bicicletas sin asistencia eléctrica son las más recomendables, ya que la mejor gestión de la energía es no necesitarla” (Mike Cobb, Disaster Relief Trials)
Simulacro y realidad
En 2012, dos años después del terremoto que asoló Haití, nacieron en Portland (EE UU) los “Disaster Relief Trials” (DRT), o “Simulacros de Ayuda Humanitaria”. Se trataba de pruebas sobre bicicletas de carga en las que se recreaba la asistencia ciclista tras una catástrofe.
Uno de sus fundadores, Mike Cobb, nos explica que en un DRT “se evalúa la eficacia de las bicis en tareas como la distribución de agua o la asistencia en rutas llenas de escombros”, y matiza que “las bicicletas sin asistencia eléctrica son las más recomendables, ya que la mejor gestión de la energía es no necesitarla”.
Las tragedias vividas en Valencia o Ucrania demuestran que las bicicletas de carga pueden proporcionar una ventaja crucial
Por supuesto, Cobb participó en uno de los talleres del Kollapscamp, en concreto en el que analizaba cómo las bicicletas de carga redefinieron la ayuda humanitaria en emergencias reales en Ucrania y España. Nacho Durá, de la tienda valenciana Vuelta de Tuerca y ciclovoluntario en la DANA, también explicó en primera persona por qué las cargobikes fueron vitales allí. “No sé por qué en las películas apocalípticas solo se ven tanques y no cargobikes", aseguró. "La mañana después del desastre la gente se organizó de forma espontánea y las bicicletas fueron clave para llevar agua, medicamentos y alimentos. En un contexto en el que los coches no podían circular y el ejército tardaba días, las cargobikes demostraron ser las más rápidas en la distribución de mercancías”.
Herramienta y símbolo
El uso de bicicletas de carga también está cobrando gran importancia en Ucrania. El proyecto Tolocar, apoyado por la filial de XYZ Cargo en Hamburgo, se ha propuesto fortalecer las estructuras de suministro en la ciudad de Chernígov. Las XYZ proponen sistemas de carga modulares, que permiten adaptar vehículos en muy poco tiempo a unas necesidades específicas. En el entorno bélico ucraniano, donde se interrumpe con frecuencia el suministro eléctrico y las carreteras se vuelven inaccesibles, estas cargobikes pueden ser idóneas para transportar bienes esenciales.
Los desafíos logísticos son inmensos, pero la flexibilidad y la simplicidad de las bicis ofrecen una ventaja crucial. Los DRT de Portland, la ayuda espontánea en Valencia o la iniciativa Tolocar en Ucrania demuestran que las bicicletas de carga son mucho más que un vehículo de reparto: pueden ser, también, una herramienta de resiliencia, un símbolo de ayuda comunitaria y una respuesta lógica y efectiva a cualquier desafío. Al final del día, las cargobikes no solo transportan mercancías: también pueden traer esperanza y la promesa de un futuro en el que las comunidades, unidas y equipadas con las herramientas adecuadas, estén listas para cualquier desafío.










