
Grabada por primera vez poco antes de la explosión del Mayo del 68 francés, el éxito de la canción (que da nombre y es el primer tema de un disco) está muy relacionado con su contexto histórico. Ligera y despreocupada, nacida a partir de la evocación de algunos recuerdos juveniles del autor de su letra, Pierre Barouh, La Bicyclette asocia el amor y la libertad con pedalear por el campo, y fue un éxito inmediato: en ese momento las radios demandaban temas alegres y optimistas que pudieran funcionar como contrapunto a un país (casi) en llamas.
De anuncio
El propio Barouh (fundador, por cierto, del legendario sello discográfico Savarah) contó la historia de la canción en Le Monde: “Por esa época quedaba mucho con un amigo publicista”, explicaba, “y una tarde me pidió un texto para un anuncio de una marca de bicis. Me negué, pero la idea no se me fue de la cabeza, y mientras caminaba por las calles de Montmartre ya tenía buena parte de la letra. Se la leí a un amigo acordeonista, Francis Lai (autor después de la banda sonora de películas como Love Story o Un hombre y una mujer) y él compuso casi en el acto la música”.
Años después, y durante unas vacaciones comunes cerca de Cannes, Barouh le tarareó la canción a Montand, que le propuso cambiar la última estrofa y grabarla. En el disco original suena muy bien, pero lo hace aún mejor en Olympia 81, el doble álbum en directo que Montand grabó en el homónimo music hall que presume de ser el más antiguo de París.
Inconfundible
Montand es un personaje clave en la cultura francesa: su cálida voz y magnética presencia escénica lo transformaron en una estrella internacional gracias, entre otras cosas, a la original combinación de poesía, romanticismo y crítica social de su repertorio. Nacido en 1921 en la Toscana italiana su verdadero nombre era Ivo Livi: hijo de unos humildes campesinos comunistas la familia se mudó a Marsella en 1923 tras el ascenso al poder de Benito Mussolini, y Montand cambió su nombre para potenciar su carrera artística.
1944 fue su gran año, al ser descubierto por la gran Edith Piaf, con la que inició una relación sentimental y quien le ayudó a grabar su primer disco (Elle a...), actuar en escenarios como el Teatro L’Étoile de París y hasta debutar en el cine en Étoile sans lumière (1946), donde Montand tuvo un pequeño papel como mecánico y Piaf encarna a Madeleine, una desconocida y talentosa cantante que “presta” su voz a una gran estrella del cine mudo con dificultades para adaptarse a los nuevos tiempos. Una historia, evidentemente, que “inspiró mucho” a Stanley Donen y Gene Kelly para el guion de la magistral Cantando bajo la lluvia (1952).

Icono cultural
Además de temas como Les feuilles mortes (Las hojas muertas) y La Bicyclette, que le instalaron e inmortalizaron en la memoria colectiva, Montand fue un embajador clave de la canción francesa gracias a giras internacionales por Europa, América o incluso la Unión Soviética, donde tuvo una legión de fans y, de hecho, fue el primer artista occidental que hizo un tour a finales de los años 50, en el auge del comunismo y en plena Guerra Fría.
De izquierdas
Hablando de política, Montand siempre simpatizó con la izquierda: hasta fue expulsado de España en 1975 cuando, en la dictadura, fue sorprendido en una rueda de prensa clandestina en Madrid leyendo un manifiesto suscrito por varios intelectuales en contra de las últimas penas de muerte dictadas por Franco. Montand fue muy amigo del escritor madrileño Jorge Semprún: Ivo y Jorge, un gran libro de Patrick Rotman, refleja los sueños y las desilusiones de ambos, ejemplificando a toda una generación marcada al rojo vivo por los ideales y posteriores desengaños políticos.

La gran pantalla
Montand también fue una gran estrella del cine, presente en importantes películas como El salario del miedo (ganadora de la Palma de Oro en Cannes), La ley (con Gina Lollobrigida), Z (elogiado filme político de Costa-Gavras) o el célebre díptico de Claude Berri Jean de Florette (1986) y La venganza de Manon (1986). Casado con la famosa actriz francesa Simone Signoret, Montand fue siempre un elegante, fino y deseado galán, cuyo amorío más famoso tuvo como partenaire a Marilyn Monroe, compañera de elenco en el musical romántico El multimillonario (George Cukor, 1960).