La importancia de una canción
En un momento clave de su carrera (llevaba cuatro años en silencio, y circulaba el rumor de una retirada definitiva) un tema como El Niágara en bicicleta significaba mucho para Juan Luis Guerra: fue la canción estrella de un álbum, Ni es lo mismo ni es igual (1998), que lo volvió a propulsar en los rankings de la música latina, y reflejaba con elocuencia la deliciosa mezcla de bachata, merengue y salsa, habituales en su música, con la llegada del funk, el reggae e incluso algún aire jazzístico.
Pensar en Juan Luis Guerra es pensar en Santo Domingo, la ciudad donde nació y se formó como persona y artista. Fue un aplicado alumno de dos colegios tradicionales (La Salle y Santa Teresita), estudió filosofía en la Universidad Autónoma de Santo Domingo e ingresó en el Conservatorio Nacional de Música de la capital dominicana. Una ciudad donde hoy viven, sólo en la región metropolitana, cerca de un millón de personas.
“No me digan que los médicos se fueron / no me digan que no tienen anestesia / no me digan que el alcohol se lo bebieron / y que el hilo de coser/ fue bordado en un mantel” (Juan Luis Guerra, 'El Niágara en Bicicleta')
Preocupación social
La canción es una más de una lista de temas sociales del autor, bastante en línea con hits como Ojalá que llueva café o Visa para un sueño, ambas de 1989. El tema critica el funcionamiento deficiente de la sanidad pública en República Dominicana, aunque siempre sin perder de vista el humor: cruzar el Niágara en bicicleta es una misión imposible, así que mejor reírse de todo y ponerse a bailar.
El rey del merengue, ahora
A sus 65 años, Juan Luis Guerra sigue en plena actividad. En julio de 2022 estuvo en el Festival Cruïlla que se llevó a cabo en el Parc del Fórum de Barcelona. Además, editó en ese mismo año un disco en vivo con muchos de sus grandes éxitos titulado Entre mar y palmeras en el que obviamente está incluida El Niágara en bicicleta. El álbum incluye una frase que, seguramente, sintetiza el espíritu de esta Bike Song: “Si le pones tambora (instrumento de percusión intrínseco al merengue dominicano) a un problema, al menos puedes bailarlo”. Si lo dice Juan Luis… ¡no vamos a discutirlo!
Fiesta (agridulce) en la clínica
Una escena hospitalaria, casi cómica, a la que Guerra suma de forma magistral los tiempos y cadencias del merengue, la bachata y, en suma, los géneros bailables de sabor latino, cuyo espíritu festivo entra en colisión con lo que pasa en la destartalada clínica donde se desarrolla la historia.
Intérprete magistral
Una de las fortalezas más rotundas de la canción es la interpretación de Guerra, que cruza una especie de rap desplegado al ritmo apagado de la lectura de un protocolo con ese tono pícaro que maneja tan bien en el estribillo festivo de la canción. Todo en sintonía con los climas de la historia que va contando: la de una mala experiencia con la salud pública que le provoca un estupor que canaliza con mucha sagacidad en la sátira. Vale la pena escuchar con mucha atención el tema y disfrutar de la fluidez con la que Guerra maneja los dos registros, como si se sacara el traje de un personaje y debajo tuviera puesto el de otro.
Escenario Mágico
El Niágara es el río que une los lagos Ontario y Erie y la frontera natural entre la provincia de Ontario (Canadá) y el estado de Nueva York (EE UU). Con 56 kilómetros de longitud acoge las celebérrimas cataratas del Niágara, de hasta 51 metros de altura y lugar de extraordinaria belleza y mística. No en vano, ha sido escenario de distintas exhibiciones de arrojo y valentía: el funambulista francés Charles Blondin las cruzó varias veces sobre una cuerda floja, Annie Edson Taylor sobrevivió dentro de un barril a su caudaloso cauce y hasta el mago David Copperfield realizó allí uno de sus más célebres números de ilusionismo, en el que mezclaba fuego, helicóptero y mucha laca en su imperturbable tupé. Eso sí: en bicicleta, hasta ahora, nadie parece haberse atrevido.