¿Cuántos paseos en bicicleta hemos soñado? Seguramente, muchos. Porque sabemos que pedalear es, en sí mismo, parecido a volar, a trascender, a mutar. Y, puestos a soñar con evadirnos, con probar una vida que es probable que jamás experimentemos, Los Ángeles es uno de los destinos más usuales.
Por su clima, sus preciosos paisajes costeros y, sobre todo, por su leyenda y su estilo. La gran urbe de la zona oeste de Estados Unidos, la segunda ciudad más poblada del país, por detrás de Nueva York, ocupa un lugar de privilegio en muchas de nuestras fantasías, también cuando imaginamos recorrerla pedaleando mientras una suave brisa nos acaricia la cara.
Pues bien: Red Hot Chili Peppers, una de las bandas de rock más emblemáticas de Los Ángeles, tiene una canción hablando de todo esto. Es Bicycle Song, y fue incluida como bonus track en la reedición de 2006 del octavo disco del grupo, By the Way (2002), producido por Rick Rubin, responsable entre otros logros de la resurrección artística de Johnny Cash.
“How could I forget to mention the bicycle is a good invention?”
Oda a los simples placeres
Y, también, a la importancia de confiar en uno mismo. “¿Cómo podría olvidarme de decir que la bicicleta es un buen invento?”, canta Anthony Kiedis en un tramo de esta dulce y pegadiza canción, dueña de un estilo que encaja muy bien con el resto del disco. Una obra con dos grandes hits (By the Way y Can’t Stop) y un tono muy particular, alejado del funky frenético y estimulante tan habitual en el grupo.
Fue John Frusciante quien tomó el control creativo de este álbum, con dosis generosas de The Beatles y Beach Boys (melodías pop y deliciosas armonías vocales) aliñadas con un toque de doo woop, un derivado del gospel donde las voces juegan un rol determinante.
Momentos personales
Frusciante, magnífico guitarrista, había abandonado el grupo en 1993, poco después de grabar el disco más exitoso de la banda (Blood Sugar Sex Magik, 1991), y regresado para ser parte de Californication (1999), otro éxito global que además marcó un evidente cambio sonoro.
Ya consolidado como integrante estable, Frusciante tomó las riendas creativas (siempre con otro personaje pintoresco y talentoso, el bajista Flea, que nunca quiso entregar el timón musical de los Peppers), apuntalando lo que la crítica especializada etiquetó como “la etapa más reflexiva” del grupo (eso decía exactamente la reseña de By the Way publicada por la prestigiosa web Stereogum en 2022, cuando se cumplieron veinte años de la aparición del disco).
El filón romántico e introspectivo del grupo apareció más que nunca en este disco.
Y la letra, ¿de qué va?
De amor. El narrador fantasea con una cita con la chica de sus sueños, con la que aspira protagonizar “una película que nunca termine”. El filón romántico e introspectivo del grupo apareció más que nunca en este disco, que reflejó los nubarrones sentimentales de algunos miembros de la banda matizados por pasajes más luminosos. Al espíritu algo naif del tema le encajaba mejor una bici que pasear en un descapotable de lujo.
Kiedis y Flea
Hay fotos del cantante, también un gran amante de las motos, pedaleando en soledad o acompañado por su hija Everly en un tándem durante unas vacaciones en Hawaii en 2015. De Flea las hay circulando por Los Ángeles y Manhattan, por lo general sobre una convencional bicicleta urbana roja equipada con una cesta donde siempre lleva un robusto candado.
La relación y el compromiso de ambos quedó probada, sin ir más lejos, en su visita a España de 2022, cuando durante un concierto en el Auditorio Pilar Bardem de Rivas-Vaciamadrid incluyeron Bicycle Song en el repertorio.
De L.A. a BCN
De vuelta a Los Ángeles, donde Red Hot Chili Peppers nació y se proyectó hasta conquistar el mundo, vale la pena recordar que a mediados de 2023 las autoridades anunciaron la implementación del primer park block de la ciudad, un proyecto piloto para crear una cuadrícula de calles sin coches orientada a devolverle el espacio público a peatones y ciclistas. Un plan inspirado en las Superilles de Barcelona, vigentes desde 2016 y que aspiran a reducir la contaminación, el ruido y el tráfico en el centro de la ciudad catalana.
Un sueño, una medida de emergencia, una exhibición de lógica ahora a prueba en la imponente big city norteamericana, que alberga a la industria de Hollywood y en la que, desde hace mucho tiempo, reinan los automóviles por encima de las personas.