Estos días, todos tratamos de imaginar cómo será el escenario posterior al confinamiento. Los que ya nos movíamos antes en bicicleta tenemos claro que será, de nuevo, la mejor y más segura manera de circular por la ciudad. Y esperamos que sean muchos más los que lo hagan en beneficio de todos.
Quizá lo que está ocurriendo en otros países pueda darnos una pista sobre el futuro más inmediato. En Australia, los minoristas están sorprendidos con el auge de las ventas desde que entraron en vigencia las restricciones de coronavirus el mes pasado.
“No podemos seguir el ritmo de las ventas. Literalmente, el teléfono está sonando sin parar”
“Somos el nuevo papel higiénico, y todos quieren una”, ha declarado al diario The Guardian Grant Kaplan, gerente de Giant Sydney, una de la tiendas más grandes del centro de la ciudad. “No podemos seguir el ritmo de las ventas. Literalmente, el teléfono está sonando sin parar”, cuenta Kaplan.
Según relata el diario británico, al principio de la crisis los trabajadores de esta tienda estaban preocupados de que las restricciones de Covid-19 los dejaran sin trabajo. Pero pasada una semana del cierre, la tienda estaba haciendo turnos extra debido al aumento en las ventas de bicicletas. Tanto, que la tienda ha tenido que dejar de prestar servicio de taller, una fuente importante de ingresos, porque sus mecánicos se están centrando en la venta. Giant Sydney está facturando diariamente cantidades que superan los 20.000 euros.
En Melbourne, la otra gran ciudad del país, la situación es similar. En bikeNOW cuenta que, sólo el fin de semana pasado, vendieron entre 40 y 45 bicicletas. Pese a que el público habitual de la tienda son clientes que buscan bicicletas de gama alta, estos días están siendo familias que quieren hacerse con bicicletas son de gama media, con un precio entre 400 y 700 euros, para moverse con ellas para guardar la distancia física.
“Muchos clientes nos dicen que querían usar la bicicleta, pero que hasta ahora no tenían el tiempo ni la motivación”, cuentan sus responsables. “Las familias están cansadas de caminar a todas partes como forma de ejercicio. Los niños van a casa desde la escuela o están siendo educados en casa. Si todo ello lo haces en bicicleta, además de estar practicando una actividad física que es buena para tu salud, también estás manteniendo la distancia social”.
Según explica el responsable de Giant Sydney, “ha surgido el escenario ideal. La gente tiene más tiempo, los gimnasios están cerrados, las piscinas están cerradas. Así que… ¿por qué no comprar una bicicleta?” Eso, en lo que se refiere al deporte. Muchos auguran un segundo repunte en la venta de bicicletas una vez la gente regrese masivamente al trabajo “y no quieren arriesgarse a tomar el transporte público”. En Sídney, el uso del transporte público se desplomó un 75% durante el mes de marzo, según Transport for New South Wales. Se trata del menor número de personas que utilizan la red en casi un siglo.