El Alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, declaró ayer durante la celebración del último Pleno en Cibeles sobre los problemas que está afectando al servicio de bicimad. "No voy a negar que hay un problema y estamos trabajando duro para solucionarlo. Es un problema derivado del ambicioso proyecto que es llevarlo a toda la ciudad". Igualmente, reconoció "no haber hecho los deberes en materia de comunicación, pero el 80% de los usuarios lo están haciendo adecuadamente". Por el momento, para solucionarlo cuanto antes, se reforzará el servicio de recogida de bicis con un plan de choque y tenerlas de nuevo disponibles.
Estos últimos días, las redes sociales están que arden con la renovación del servicio de bicimad. Y no sólo en la siempre áspera Twitter. El asunto ha alcanzado a la prensa nacional y de todos los colores. Titulares como "Bicimad: la Alcaldía responsabiliza a los usuarios y la oposición denuncia que han desaparecido 500 bicis" (El Mundo) o "El caos de Bicimad acecha a Almeida, que echa la culpa de las bicicletas desaparecidas a los usuarios" (El País) no paran de publicarse.
Para hacer el cambio más atractivo y sencillo, el Ayuntamiento de Madrid lanzó una campaña en la que ofrecía gratuitamente el servicio a todo el mundo hasta el mes de julio, provocando una buena avalancha de nuevos usuarios, que no conocían bicimad. Una combinación explosiva: nuevas bicis, nuevo sistema, nuevos métodos de pago, muchos más usuarios de golpe…
Borja Carabante, delegado del Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid entonaba el "mea culpa" en cuanto a la comunicación y ha reforzado los esfuerzos en ese sentido para informar bien a todos aquellos que quieran seguir disfrutando del servicio.
Un cambio complicado
No era un cambio sencillo. La apuesta era enorme y los tiempos muy cortos, pero desde el Ayuntamiento se habían comprometido a llevar el servicio a los 21 distritos de la capital y debían hacerlo antes del periodo electoral. Toda la ampliación implicaba también nuevas bases, nuevas bicicletas (7.500) y también una renovación total de la imagen corporativa.
A pesar de las comunicaciones del servicio, el resultado es que muchos de los usuarios no sabían cómo dejar la bicicleta y quedaban completamente liberadas, sin cerrar el candado trasero (responsable final para finalizar un viaje y que quede registrado). No sólo eso, los candados, en el mejor de los casos, no cerraban correctamente. Los vehículos quedaban liberados y listos para uso y disfrute de los más "avispados" que, tras hacerle unos cuántos kilómetros más a las bicis, las dejaban agotadas, sin batería y, por lo tanto, ilocalizables para los responsables del mantenimiento de bicimad.
Muchas decisiones que juntas no han funcionado
Desde En bici por Madrid, web que ha seguido muy de cerca los escollos diarios por los que el servicio pasaba casi a cada minuto en todo el proceso, nos cuentan que "los problemas pueden venir derivados de varias decisiones que, por separado podrían haber funcionado pero que, tomadas al mismo tiempo, han supuesto una serie de desafortunadas consecuencias que han llevado a que el sistema no funcione como se esperaba en una capital como Madrid".
"La primera decisión equivocada" enumeran en su ya famoso hilo de Twitter Nuevo BiciMAD. Parte de guerra, "ha sido que el sistema nuevo y el viejo van a ser compatibles entre sí durante cinco meses y esto implica sacar dos monstruos: uno, que la app funcione para dos sistemas distintos y dos, que las bicis se puedan anclar en dos tipos de estaciones distintas".
Cuatro decisiones han llevado a que muchas más bicis estén abandonadas, sin batería, sin GPS e imposibles de localizar.
La segunda decisión que ha llevado a este gran lío es "anunciar a los cuatro vientos que bicimad es gratis". "Primero que no es cierto: son 0,50€ de descuento, lo cual ha llevado a mucha gente a enfadarse al descubrirlo. Pero eso es lo de menos. El mensaje "bicimad gratis" ha provocado que la gente haga viajes hasta agotar la batería".
El servicio de Bicimad ha sido gratuito en otras ocasiones, pero siempre se implementaba con un sistema que obligaba a terminar cada viaje en alguna de las estaciones. "si combinamos la primera y la segunda decisión el resultado es que hay cientos de bicicletas fuera de las bases y con el GPS apagado" haciendo inviable que los técnicos del servicio las puedan localizar. Empezaba así una enorme cantidad de tweets de ciudadanos que habían localizado estas bicicletas "muertas", ayudando a recuperarlas.
Para el colectivo de movilidad ciclista, peatonal y en transporte público Modelo Madrid, "la precipitación (electoral) en la ampliación haciéndola coincidir con el cambio de bicis ha ocasionado este desastre. No funcionan las apps, tenemos dos modelos de bicis y bases incompatibles, las nuevas se han instalado sin suministro eléctrico, los candados para cerrar viaje fallan y el teléfono para solucionar las incidencias es inoperativo por saturación. Y, tras dos semanas, la solución del Ayuntamiento es “sancionar” al usuario que ha de lidiar con todo eso. Entendemos que la responsabilidad ha de recaer en quien ha puesto en funcionamiento un sistema sin la mínima planificación. Esperamos y deseamos que, una vez más, el excelente servicio público que es Bicimad sea recuperable y no haga desistir definitivamente a los abonados".
"La precipitación electoral en la ampliación, haciéndola coincidir con el cambio de bicis, ha ocasionado este desastre" (Modelo Madrid)
En la asociación ciclista de Madrid, Pedalibre están siguiendo también muy de cerca y sin quitar ojo, todo el proceso de cambio. Miguel De Andrés, responsable de ciclismo urbano de la asociación, comentaba a Ciclosfera que "las prisas electorales por inaugurar un sistema distinto del existente, con una flota de bicicletas incompatibles con las antiguas estaciones, los retrasos en la renovación y creación de nuevas estaciones, una migración de usuarios que ha provocado el colapso del sistema, ha hecho que el servicio de bici pública, dejara de funcionar".
"El nuevo bicimad ha costado casi 50 millones de euros, de los que 30 eran fondos Next Generation" (Miguel De Andrés, Pedalibre)
"Los usuarios que usaban la App antigua" analiza De Andrés, "han visto como les seguían cobrando los viajes pese al anuncio de gratuidad del servicio. Quien quería abonarse de nuevas, se las ha visto y deseado para conseguirlo. Han desaparecido las bicis de las estaciones y las pocas que quedan, están defectuosas".
"Todo esto viene a agravar extraordinariamente el servicio de bicimad, que si ya era bastante deficiente por el poco mantenimiento y recursos disponibles, ahora, directamente y de facto, podríamos decir que bicimad se ha hundido. Todo ello nos ha costado casi 50 millones de euros de los que 30 eran fondos Next Generation" calculan desde Pedalibre.
"El problema es que el servicio ya estaba asentado" continúan desde En bici por Madrid, "y ya no es una cosa nueva, de la época de Ana Botella, sino que hay muchos abonados que dependen de las bicicletas públicas para ir a trabajar y no se pueden fiar del sistema, teniendo que volver al autobús, a caminar o de nuevo al vehículo privado y, en no pocas ocasiones, provocando retrasos importantes en su día a día".
La tercera decisión que ha llevado a esta situación es, en opinión de En bici por Madrid, las estaciones solares: "permiten acortar los plazos de instalación y expandir el sistema rápidamente. Consiguen la electricidad suficiente para anclar y desanclar una bici azul, pero no para cargar sus baterías. Decisión 1+2+3 = Muchas más bicis abandonadas sin batería y sin GPS, imposibles de localizar" sentencian.
La última "mala" decisión fue intentar acortar los plazos para la implantación del sistema en los 21 distritos de la ciudad. "Esas prisas han provocado decisiones que al final se han mostrado equivocadas: La gratuidad para compensar la falta de un periodo de prueba previo, estaciones solares para llegar a más sitios a costa de dejar las bicis sin baterías y ampliar antes de contratar personal".