1. Se adapta a tu horario.
No hace falta buscar un hueco especial en la agenda para pedalear: basta con incorporar la bicicleta en algunos de tus trayectos diarios, como ir al trabajo.
2. Es divertida yendo solo… o en compañía.
Rodar sólo es un placer. Hacerlo en compañía, un lujo. Todo ciclista sabe que ambas opciones son perfectamente compatibles y combinables, a diferencia de otros deportes para los que necesitas uno o varios compañeros.
3. Es accesible.
No necesitas ningún polideportivo ni instalación para practicar el ciclismo. Coge tu bicicleta, sal a la calle… ¡y a disfrutar!
4. Es progresiva.
La bicicleta nos permite marcar un ritmo de entrenamiento según nuestras propias capacidades. En base a nuestro esfuerzo, quemaremos más o menos calorías.
5. Es barata.
A pesar de que existen bicicletas tremendamente caras en el mercado, por muy poco dinero podemos obtener una más que digna. Cuesta pensar en algún otro deporte más barato que el ciclismo.
6. Es perfecta para los perezosos.
Cuando te mueves en bici es fácil que olvides que estás haciendo deporte: es lo que tiene que sea tan divertida. Eso la convierte en ideal para aquellos a los que les da pereza empezar a realizar alguna actividad cardiovascular.
7. Tiene poco impacto para tus articulaciones.
Frente a otras prácticas como el running, la bicicleta tiene mucho menos impacto en articulaciones como las rodillas, por lo que es una actividad especialmente recomendable para aquellos que sufran dolor en ellas.
8. Es ‘cool’.
Sí, puede que esta sea una razón frívola, pero todo suma. La bicicleta es para muchos un complemento más con el que expresar su personalidad y su manera de entender el deporte.