Según recoge el diario digital BBC Mundo, este escocés de 47 años, experto ciclista en velocidad, contará con cuatro intentos para batir el récord mundial de velocidad impulsada por tracción humana (World Human Powered Speed Challenge). Lo hará boca abajo, rozando casi la rueda delantera con su barbilla (a dos centímetros) de la rueda delantera, y con una pequeña mirilla para poder ver.
Beastie ha sido fabricada por Obree en su totalidad: “Entre mi cocina y el taller de un amigo”, afirma. Hecha de Kevlar y fibra de vidrio, pero también de componentes caseros -el soporte para el hombro es una olla de acero inoxidable, así como partes de viejas bicicletas y patines de ruedas-, Beastie presenta un singular diseño de torpedo que le obliga a ir** **boca abajo, empujando y tirando de un par de palancas con los pies.
Inspiración paracaidísta
Si bien algunos de los modelos han sido desestimados repetidamente por la UCI (Unión Ciclística Internacional), la cual ha priorizado siempre una visión tradicional donde la tracción humana tuviera prioridad sobre la innovación mecánica, Obree no se ha dado por vencido y ha encontrado en este tipo de modalidad (la de los vehículos impulsados por tracción humana), el ámbito perfecto para probar la velocidad de su novedoso diseño, inspirado, por cierto, en la aerodinámica del paracaidismo y su física del movimiento. “Creo que un ser humano en perfectas condiciones físicas, con aerodinámicas perfectas, el sistema de manejo perfecto, perfectas condiciones atmosféricas y de viento, puede llegar a los 160 kilómetros por hora“, aseguró.
A pesar de que el riesgo es alto, ya que Beastie -que debe ser sujetada en la salida y a la llegada- puede darse la vuelta a mitad del trayecto con fatales consecuencias, Obree no tiene miedo: “Se trata de un reto peligroso. Esto no es tan fácil como jugar parchís”, apunta este velocista, reconocido por sus habilidades como ingeniero y por sus proezas atléticas.