El ciclismo urbano crece en Barcelona. Pero con él, desgraciadamente, también sube el robo de bicicletas. Es la principal conclusión que se extrae de los datos publicados por la web Metropoli Abierta y facilitados por los Mossos d’Esquadra. Durante 2017, se sustrajeron un total de 1.417 bicicletas en la capital catalana. O lo que es lo mismo, casi cuatro al día.
Los robos aumentan en Barcelona y en el resto de Cataluña
El dato es preocupante, ya que significa un aumento del 25% respecto al año anterior. Y hay más: los robos también aumentan en el resto de Cataluña, donde se sitúan en 4.134 durante el pasado 2017. En total, el año pasado se robaron 5.551 bicicletas en el conjunto de la comunidad autónoma, con un incremento similar que en Barcelona. Entre enero y febrero de este año, en toda Cataluña se han robado 938 bicicletas.
Darle valor a la movilidad
Las cifras facilitadas por la policía autonómica son de las denuncias presentadas. Sin embargo, el número de vehículos robados es, seguramente, mayor. Según ha declarado el portavoz de Amics de la Bici, Albert García, al citado portal, “en Barcelona se roban muchas bicicletas y muchas veces no se denuncia. En ocasiones, es porque desde la policía se quita importancia a los casos porque se trata de vehículos viejos, de escaso valor económico, y serán difíciles de localizar”. Para García, es un error valorar la bici exclusivamente desde un punto de vista económico. “Hay que darle un valor al uso que se hace con el vehículo. Hay que dar un valor a la movilidad”.
La venta de bicicletas robadas tiene un mercado negro en internet. En algunas aplicaciones móviles se encuentran bicis muy baratas de las que el vendedor no tiene la factura, ni documento alguno que acredite que es el dueño. En otros vehículos con matrícula, motos o coches, es imposible que suceda algo así. García, de Amics de la Bici, asegura que las bicis robadas se venden también a bajo precio en puntos de la ciudad o en otras ciudades. “Hay veces que los ladrones van por la ciudad con una furgoneta, rompen las cadenas de algunas bicis aparcadas en la calle, se las llevan y las acaban vendiendo en otras urbes”, cuenta el portavoz de la entidad ciclista.