Cualquier que haya tenido la oportunidad de viajar a ciudades como Amsterdam o Copenhague se habrá sorprendido de la enorme cantidad de bicicletas de carga que circulan por sus calles. Y no solamente para el reparto de mercancías, sino también para llevar a los niños al colegio, la compra y hasta al perro. De hecho, el 40% de las familias de la capital danesa con dos o más niños tienen una.
Hace cinco años, la tienda sevillana Santa Cleta vislumbró la posibilidad de traer algunas de esas bicicletas de carga a este lado de los Pirineos, tal y como recuerda Isabel Porras, su fundadora. “Empezamos a hacer actividades de promoción y difusión de las bicicletas de carga, como una manifestación a favor de la logística sin humos. Nos dimos cuenta de que en España existe un potencial real y de que había que traerse el producto, porque apenas había buenas marcas”.
Babboe Curve.
Con ese espíritu en mente, la marca que más se ajustó a lo que buscaban los miembros de Santa Cleta fue la holandesa Babboe, que distribuyen a través de su web bicisdecarga.com. Una firma puesta en marcha por un grupo de padres de la capital, Amsterdam, que nació con un objetivo claro: ser una bici de carga para todos los públicos. “El objetivo de Babboe es que familias normales, de clase media, puedan tener acceso a una bici de carga, que a menudo son un poco prohibitivas. La relación calidad precio era la mejor, y por eso decidimos apostar por ellas”, recuerda Isabel.
“El objetivo de Babboe es que familias normales, de clase media, puedan tener acceso a una bici de carga”
Babboe cuenta en su catálogo con modelos para todos los públicos y necesidades: para llevar un niño, dos o hasta cuatro. Para llevar al perro o la compra. Eléctricas o sin pedaleo asistido. Con capacidad para llevar hasta 100 kilos y con una sencillez de conducción que sorprende desde el primer instante. Y todo, en un rango de precios que oscila entre los 1.400 y los 3.900 euros.
Con todo ello, ¿qué tal se están vendiendo las Babboe? “Hemos tenido una subida espectacular de ventas”, apunta Isabel. “Poco a poco se van normalizando, al igual que ocurre con el resto de bicicletas. En el momento que tienes una ciudad llena de bicis, la gente se da cuenta de que cualquiera puede pedalear. Con las bicis de carga también hay que llegar a ese punto de normalización. Cuando se empiezan a ver por las calles, se empiezan a vender más, y especialmente en ciudades como Sevilla, donde está habiendo un auge”. Un auge que, esperamos, se extienda pronto por todas las ciudades de España.