Lo anunciaba la Junta de Andalucía a bombo y platillo la semana pasada: el pasado martes se ponían en servicio nuevos tramos de carriles de bici en Córdoba, que suponían el cierre definitivo del anillo ciclista en el centro histórico de la ciudad. 3,2 kilómetros más de vías ciclistas con una inversión de 1,8 millones de euros inaugurados por el delegado del Gobierno andaluz en Córdoba, Antonio Repullo, y la alcaldesa de la ciudad, Isabel Ambrosio y según las directrices marcadas en el acuerdo marco de colaboración firmado en diciembre de 2014 entre la Consejería de Fomento y el Ayuntamiento.
Demasiados retrasos
Una presunta buena noticia que, por supuesto, es obligatorio contrastar y matizar. Gerardo Pedros, profesor de Física y activista de la bicicleta en Córdoba, añade que la construcción del cacareado anillo “ha tardado quince años, manteniendo durante todo este tiempo trozos inconexos”. Algo que, sin duda, penaliza su eficiencia: “Un aspecto esencial, pero poco estudiado, para el éxito de una red de vías ciclistas es la contemporaneidad”, explica Pedros. “Dado que la utilidad de una red sólo se manifiesta de un modo completo una vez red está acabada, es esencial realizarla en un corto periodo de tiempo. En caso contrario tendremos durante más tiempo del admisible una serie de vías ciclistas inconexas, de dudosa utilidad y consecuentemente escaso uso”.
La demora en la construcción del anillo ciclista de Córdoba ha generado tramos con una calidad muy dispar
Todos esos retrasos han provocado que, además, haya tramos con una calidad muy dispar. Como explica Pedros, autor de la web ‘Otra Córdoba es posible’, “algunos se hicieron hace muchos años, con diseños lamentables en soporte acera. En otros se obliga al ciclista a mitad de recorrido a cambiar de un lado al otro del viario, con continuas paradas para pasar semáforos”.
Pese a todos estos retrasos, y a simple vista, Córdoba experimenta cierto auge del ciclismo urbano, aunque el Ayuntamiento apenas genera y comparte información. No existen datos sobre tendencias en el reparto modal y no sabemos qué éxito están teniendo las escasas políticas pro-bici”, dice Pedros. “Es como si un atleta se estuviera entrenando para una carrera pero no utilizara cronómetro”, asegura. En su opinión, sería muy deseable la creación de una Oficina de la Bicicleta en el Ayuntamiento, dotada de medios y personal que integrara las políticas ciclistas en el Area de Movilidad, además de un nuevo Plan Director de la Bicicleta en la Ciudad que retomara objetivos a largo plazo.
Con algo más de 325.000 habitantes, Córdoba es la tercera ciudad más grande de Andalucía, tras Sevilla y Málaga, y la 12ª de España. Llana y compacta, necesita un empujón por parte de las instituciones para llenarse de bicis. “Uno de los principales retos es terminar la infraestructura de carriles bicis incluida en el Plan Andaluz de la Bicicleta”, cuenta Pedros, “ya que solamente se han hecho un 10% de los 28 Kilómetros que contempla para Córdoba”. En ese sentido, el delegado de la Junta asegura “estar a al espera de futuros presupuestos que concluyan ese plan”. Pedros también pide “una red de aparcamientos seguros en destino, la creación de la Oficina de la Bicicleta (algo a lo que “se compromete” el Ayuntamiento, según asegura la alcaldesa, Isabel Ambrosio) y más restricciones al uso del coche en el casco histórico y calmado del tráfico por toda la ciudad”.