Pragma Industries, empresa fundada en 2004 en el sur de Francia, es la responsable de una de las bicicletas que más pueden dar que hablar en los próximos años: Alpha. Una ebike -o, como las han bautizado algunos, H-bike- que funciona con hidrógeno, se carga en apenas dos minutos y permite una autonomía de 100km.
Alpha, que en un principio fue creada como un prototipo con fines militares, cuenta con una batería que incorpora 2 litros de hidrógeno y tiene una vida útil de 10 años. Además, incorpora dos baterías de iones de litio de 150 Wh y se puede recargar mediante el pedaleo. La bicicleta no está aún disponible en nuestro país, pero sí en Francia para servicios como el de Correos.
“La movilidad individual es un elemento clave en la transformación de nuestros centros urbanos para darles un modelo de desarrollo sostenible”, declaró en su momento Pierre Forte, uno de los fundadores de la compañía.
Según sus creadores, las ventajas de una bicicleta de hidrógeno frente a las ebikes convencionales son varias: se puede cargar en segundos, cuenta con una gran autonomía y puede llevar un medidor de combustible muy preciso. El conocer los kilómetros que quedan de navegación es importante, como también lo es que a la bicicleta no le afecte la temperatura exterior, ya que las características del hidrógeno le permiten mantener un rendimiento constante ante cualquier climatología.
Quizá lo más complicado para la generalización de bicicletas como Alpha sean, hoy por hoy, los puntos de carga. A ese respecto, el responsable de Pragma ha asegurado que su compañía brinda soluciones en este aspecto a las empresas que decidan apostar por las bicicletas de hidrógeno. Una energía que, según Forte, se produce con energías renovables. Eso sí: el coste sigue siendo desorbitado. Hacerse con una Alpha cuesta en torno a las 7.000 euros.