1. Encárgate del mantenimiento básico. No pretendemos quitarle trabajo a los siempre necesarios mecánicos, pero siempre es útil conocer los principios básicos de una bicicleta: saber arreglar un pinchazo, ajustar los cambios y frenos, engrasar la cadena… Dominar todo ello te ahorrará dinero. Y reserva tus visitas al mecánico para las cosas verdaderamente complejas.
2. Recicla y reutiliza. Comprarte una bici nueva está bien. La segunda mano es una gran opción. Pero existen pocas cosas más satisfactorias que recuperar aquella vieja bicicleta de tu abuelo y volverla a poner a rodar. Al fin y al cabo, conceptos como la reutilización y el reciclaje forman parte del ADN del ciclismo urbano.
3. Utiliza ropa de calle. Nunca nos cansaremos de decirlo: para ser ciclista urbano no hace falta disfrazarse de profesional y gastarse medio sueldo en caros complementos y ropa específica. Utiliza tus propias prendas. Y vístete siempre pensando en el destino, no en el trayecto. Porque moverse en bicicleta no implica necesariamente ser un fanático del deporte.
4. Asóciate con otros ciclistas. Tanto si te mueves sólo por la ciudad como si sales habitualmente a la carretera, la unión hace la fuerza. Cuantos más personas como tú conozcas, más posibilidades tendrás de encontrar en ellos cualquier cosa que puedas necesitar: desde talleres gratuitos a salidas en grupo con ofertas especiales de alojamiento.
5. Aprovecha las ofertas de Internet. Si en algún momento tienes necesidad de comprar cualquier accesorio o complemento, sírvete de la Red. Con un poco de paciencia podrás encontrar lo que necesitas y ahorrar unos valiosos euros.
6. Elabora tus propios alimentos energéticos. Si eres aficionado a las largas rutas y consumidor habitual de productos como las barritas energéticas, has de saber que existen infinidad de recetas para elaborar ese tipo de alimentos en casa. Bucea por Youtube, ponte el delantal y… ¡a cocinar!
Y, de regalo… ¡Cuida tu bici y tu material! Las grandes averías, muchas veces, empiezan por pequeños síntomas. Vigila tu montura y en cuanto “asome” un problema no lo ignores y soluciónalo: casi siempre te ahorrarás un disgusto mayor y mucho, mucho dinero.