La firma, que había fabricado una versión de estos mismos neumáticos para automóviles donde se eliminaban los pinchazos, se mejoraba la eficiencia y se aumentaba el rendimiento del vehículo, presenta, ahora, su modelo para bicicletas. Otras como Bridgestone, Goodyear o Michelin ya habían presentado algunos prototipos que incorporaban una matriz interna flexible (en lugar de aire).
El sistema es el siguiente: cada rueda se articula en torno a un núcleo central de goma que se mantiene fijo por medio de varillas ajustables. La cubierta de caucho posee una serie de cojines elásticos entre los huecos encargados de absorber los impactos de la carretera. El sistema aplicado a las bicis parte de la misma idea, pero incorpora unas llantas de fibra de carbono con aberturas a los lados. En lugar de ajustar la presión del aire, los ciclistas pueden regular la dureza del neumático ajustando la tensión de las varillas.
Eficacia y elasticidad
Según su creador, Brian Russell —que tiene en su haber varias patentes a nivel internacional— la “rueda de retronó energético (ERW ©), destinada principalmente a coches, y que ahora lanza sus prototipo para bicicletas de montaña, permite que la energía potencial elástica pueda ser almacenada dentro de la rueda. Conforme la capa se comprime debido a los golpes transmitidos por la superficie del terreno, la energía almacenada regresa a la rueda, impulsándola hacia adelante.
Pero, además, también permite absorber los baches sin rebotar, como suele suceder en los neumáticos convencionales. En resumen, no solo es una buena opción que favorece potencialmente la eficacia del pedaleo, la aceleración y el frenado, sino que al no sufrir desgaste por el impacto del terreno, ahorraríamos energía y ganaríamos en durabilidad.