Emoción. Velocidad. Riesgo. Compañerismo. Como todo buen amante del piñón fijo, Zul Awad sentía una enorme atracción por los criteriums, las carreras urbanas donde las bicicletas sobrevuelan el asfalto para completar una serie de vueltas por un recorrido. Por ello, y al no existir ninguno en su ciudad, Singapur, decidió que era el momento de ponerlo en marcha.
Fue en septiembre de 2013 cuando, por fin, Zul logró su sueño, dando la salida de esa primera carrera. Después, y entre esa fecha y noviembre de 2014, organizó un total de ocho ediciones, siempre en carreteras cerradas o sin ningún tipo de tráfico pero, también, sin contar con los permisos necesarios para hacerlo. Una osadía que implicaba un riesgo que hasta él desconocía.
“Obviamente, mi intención inicial era hacerlo todo completamente legal”, explica ahora Awad a Ciclosfera. “Pero no contaba con el apoyo de patrocinadores, y al exigir unos costes extremadamente altos la obtención de los permisos sólo hubiera podido cubrirse con unas tarifas de inscripción altas”, argumenta. “Muchos de los participantes eran adolescentes, chavales que todavía estaban en la escuela, y no hubieran podido pagarlos. Como mi objetivo era, sobre todo, que la comunidad ciclista creciera, tomé la decisión de organizar los criteriums de manera ilegal y sin obtener ningún beneficio económico por ello”.
Por desgracia, su decisión tuvo un elevado precio: tras organizar la carrera de noviembre de 2014 él y el coorganizador del Holy Crit, su amigo Eric Khoo Shui Yan, fueron detenidos, esposados e interrogados durante ocho largas horas. Sus teléfonos móviles les fueron requisados. Y, tras un juicio que ocupó un importante espacio en los medios locales, finalmente ambos fueron condenados a siete días de prisión y a pagar una multa de 5.000 dólares de Singapur, lo que al cambio equivale a unos 3.200 euros.
Una historia verdadera
El periplo judicial de Zul llamó la atención de Ding Jie Ng, un joven realizador que se propuso rodar un documental que recogiera su historia. “Conocí a Zul a través de un amigo común”, recuerda Ding Jie en conversación con Ciclosfera. “Estaba muy preocupado con cómo se estaba desarrollando el juicio y con las consecuencias que iba a tener para él, pero a medida que investigué más el caso comencé a sentir una fuerte conexión con él. Sabía que ahí había una historia auténtica, que necesitaba ser contada”.
El interés se plasmó en un proyecto de documental que, como no podía ser de otra manera, Ding Jie decidió bautizar como Fixed. Pero, como si de un criterium se tratara, completarlo no fue sencillo: “Teníamos un presupuesto muy limitado y trabajamos con equipos relativamente simples”, recuerda Jie, “pero superamos nuestros límites para rodar una película con la mejor calidad posible”, explica. Para el cineasta, la mayor fuente de inspiración fue “la obsesión de Zul porque, sobre todo, la película reflejase fielmente el espíritu del Holy Crit. Por eso, entre otras cosas, decidimos apostar por rodar de noche”.
El resultado merece la pena. No sólo desde un punto de vista ciclista o cinematográfico, sino también humano. “A través de la historia de Zul hemos visto que las historias en torno a la bicicleta no hablan solo de individuos”, reflexiona Ding Jie, “sino también de comunidades. Al conocer a Zul descubrimos que el ciclismo no es solo un pasatiempo, o un deporte, sino también una manera de alentar a los jóvenes de todos los ámbitos a llevar un estilo de vida saludable y mantenerse dentro de una comunidad que tenga ideas similares”.
Sólo nos quedaba una pregunta en el tintero: ¿volvería a hacer lo mismo Zul, ya conociendo las consecuencias que tendrían sus actos? Sin esconderse, se sincera con nosotros: “No me arrepiento de nada, pero no. No lo volvería a hacer. En aquel entonces teníamos que actuar de manera clandestina porque, simplemente, no había otra manera de hacerlo. Ahora seguimos luchando para conseguir patrocinadores, pero ya contamos con suficiente apoyo para realizar otro Holy Crit de forma completamente legal”.
[Este reportaje forma parte de la edición impresa de Ciclosfera #29. Lee el número completo aquí]