1983 no fue una año fácil para España. Tras la ilusión de haber albergado un año antes el Mundial de Fútbol, muchos trabajadores se toparon de bruces con una reconversión industrial les mandaba a la cola del paro. Al mismo tiempo, la heroína se convertía en una plaga generacional para la juventud. Y por si fuera poco, el año concluiría con una de las mayores tragedias de la historia de nuestro país: el incendio de la discoteca Alcalá 20, en el que perdieron la vida 83 personas. Recién estrenado en el cargo, Felipe González y el primer gobierno socialista desde la II República afrontaban una situación enormemente compleja.
El Athletic de Bilbao descansaba tras ganar una Liga en la que volvería a imponerse la temporada siguiente
Pese a todo, el verano de 1983 fue, como todos, especial y único. Una época para el esparcimiento y la desconexión. Aquel fue, de hecho, considerado por muchos el primer verano en plena democracia, una vez superados los fantasmas de la Transición. ‘Vamos a la playa‘, del dúo de italo-disco Righeira, se convirtió en la canción del verano. El Cádiz subía a primera división con ayuda del inolvidable Mágico González, mientras el Athletic descansaba tras ganar una Liga que volvería a ganar la temporada siguiente. Y como siempre desde 1903, arrancaba el apasionante Tour de Francia que cumplía, aquel año, su edición número 70.
Meses antes de aquel arranque del Tour veía la luz la que, a la postre, se ha convertido en la gran banda sonora del Tour de Francia. Los alemanes Kraftwerk, pioneros de la música electrónica a nivel mundial, lanzaban un single rompedor, cantado en francés por una cara y en alemán por la otra.
*Tour de France *era un homenaje a la ronda gala desde la propia portada -que mostraba un pequeño pelotón en el centro de la bandera francesa- hasta los primeros compases de la composición, en la que la acompasada respiración del ciclista se funde con un ritmo pegadizo que da paso a una melodía inolvidable y una letra inspirada en la propia carrera:
L’enfer de Nord-Paris, Roubaix
La Cote d’Azur et St Tropez
Les Alpes et les Pyrénées
Le dernière etape, Champs-ElyséesGalibier et Tourmalet
En danseuse jusqu’au sommet
Pédaler en grand braquet
Sprint final a l’arrivéeCrevaison sur les pavés
Le vélo vite réparé
Le peloton est regroupé
Camarades et amitié
Y es que Ralf Hütter, fundador y alma máter de Kraftwerk, siempre fue un apasionado del ciclismo. De hecho, en aquel 1983 había sufrido una caída en bicicleta en las cercanías de Colonia que incluso le dejó en coma durante unos días*.* Años después, el que entonces era su compañero en la banda, Karl Bartos, contó que lo primero que preguntó Hütter al despertar del coma fue: “¿Dónde está mi bicicleta?”.
Tour de France se convirtió en un éxito tanto en Europa como en EEUU. Un año después, en 1984, el tema formó parte de la película Breakin, que extendió por todo el planeta una nueva forma de baile urbano que causaba furor en los barrios de EEUU: el break dance.
El francés Laurent Fignon se coronó en los Campos Elíseos dando comienzo a una leyenda
Pero, más allá de la canción de Kraftwerk, ¿qué pasó con aquel Tour? Como no podía ser de otra forma, la carrera estuvo a la altura del 70 aniversario y el emblemático himno del grupo alemán. Sólo un año después de debutar como profesional, el francés Laurent Fignon se coronó en los Campos Elíseos dando comienzo a una leyenda que confirmaría venciendo al año siguiente frente a un gigante como Bernard Hinault, y convirtiéndose para muchos en su sucesor.
Aquel 1983 también quedará grabado a fuego en la memoria de los amantes españoles del ciclismo. Y es que sólo Fignon pudo superar a otra leyenda de nuestro ciclismo, el abulense Ángel Arroyo, que quedó segundo en el podio de París en el que sería el mejor resultado de su carrera.