Tibidabo Hill Climb. El nombre ya lo dice todo: escalar la montaña más emblemática de Barcelona. Y hacerlo, cómo no, en bicicleta. Un auténtico reto para los amantes de las sensaciones fuertes que, en su segunda edición, reunió a 75 participantes llegados desde todas partes de España y del mundo. Franceses, ingleses, portugueses… Todos, con un objetivo común: enfrentarse a un reto mayúsculo y, ante todo, disfrutar de una jornada festiva con la bici como epicentro.
La llaman “la crono más dura” de Barcelona, y no es difícil entender por qué. Con un desnivel de 320 metros y un recorrido total de 5,41 kilómetros, los riders recorren la frenética carretera de Vallvidrera hasta llegar a los pies de la icónica Torre de Collserola en sus bicicletas de piñón fijo.
“Es un evento muy especial”, cuenta Pablo Pardo, de Two Wheels Fuel for Life, organizadores del evento junto a Terrassa Fixed. “Hacemos hincapié en que sea inclusivo y que participe todo aquel que quiera hacerlo. Por eso, además de la crono en bicicleta de piñón fijo, existe una categoría freeride en la que se puede emplear cualquier tipo de bicicleta”. Ese espíritu abierto fue la tónica general del evento, en el que participaron, además de amantes de las fixies, ciclistas con plegables Brompton y personas con movilidad reducida a lomos de sus handbikes.
Pasados por agua
Pese a que a la carrera se apuntaron inicialmente 120 corredores, la intensa lluvia desanimó a algunos en el último momento. “A pesar de ello, fue increíble”, cuenta Pablo. “La gente se fue muy contenta, y de cara al año que viene queremos dar un paso más y contar con el apoyo del Ayuntamiento para que cierre las calles y convierta este evento en algo aún más grande”. El vasco Ibon Zugasti fue el ganador en la categoría Ultra, mientras que Albert Sanz de Mesa se impuso en la Medium y Sandra Jordá en la femenina. Por su parte, Juan Antonio Rodríguez Galán se llevó el gato al agua en Freeride.
Eventos como el Tibidabo Hill Climb no hacen sino confirmar el momento dulce que vive el ciclismo en Barcelona. “Cada vez hay más gente que apuesta por la bicicleta para moverse por la ciudad”, confirma Pablo. “He vivido en ciudades de Italia, Francia, Inglaterra e incluso de Holanda y me quedo con Barcelona: es una ciudad increíble para rodar. El clima y la orografía la hacen impresionante para moverse en bici. Queremos, en definitiva, lograr que Barcelona sea un referente del ciclismo urbano en Europa”. ¡Ojalá lo consigan!