1. Salud física. Es obvio: si llevas una vida activa te encuentras mejor. Duermes mejor y combates con mejores armas los efectos del paso del tiempo. De entre las muchas actividades físicas, la bicicleta es una de las más recomendables, de las menos agresivas para las articulaciones y una de las más divertidas: sentir que te desplazas con la energía de tus propias piernas es una sensación muy especial. Y sí, vivirás más y mejor.
2. Salud mental. El ejercicio aeróbico está directamente relacionado con la segregación de oxitocina, una hormona que nos genera sensación de bienestar. La depresión, la ansiedad y el estrés se dan en mucha menor proporción en aquellas personas que realizan actividad física frecuente. Pedalea cada día y te sentirás mejor por una mera cuestión bioquímica.
3. Dimensión social. Cuando te transportas de un sitio a otro en bicicleta interactúas con tu entorno de una manera completamente diferente a cuando lo haces en coche. La bicicleta te permite descubrir nuevas calles y rincones, detenerte a saludar a un amigo al que te encuentras e, incluso, conocer gente nueva. Si además sales a rodar los fines de semana con amigos, ya lo sabes: rodar en buena compañía es un placer incomparable.
4. Superación personal. No se trata de que intentes ser Alberto Contador, pero a poco que te muevas en bici te marcarás, inevitablemente, pequeños retos cada día. La cuesta que al principio te parecía interminable poco a poco se convierte en un juego de niños, y el número de kilómetros que eres capaz de afrontar se multiplica. Esa superación personal nos aporta valiosas dosis de autoestima.
5. Pertenencia. A pesar de la imagen que quieren vender los omnipresentes anuncios de coches, conducir por la ciudad no te hace sentir especial. No formas parte de nada bueno dando vueltas para aparcar o enfrascado en un ruidoso atasco. Por el contrario, entre los ciclistas urbanos existe un ambiente de camaradería único y un poderoso sentimiento de pertenencia: no somos especiales ni mejores que nadie, pero movernos en bicicleta es, definitivamente, algo de lo que sentirse orgulloso.
6. Conciencia. A poco que te preocupe el medio ambiente, saber que estás ahorrando toneladas de CO2 a nuestra maltrecha atmósfera te hará sentir bien. Porque si todo el mundo se moviera en bicicleta, al menos en el centro de las ciudades, el mundo sería un lugar infinitamente mejor. Saber que estás contribuyendo a ello te aportará la sensación de que estás haciendo algo bueno y coherente.