Él no las llama hazañas, sino ‘paseítos’. Pero la nomenclatura no le resta un ápice de mérito a lo que hace. Vicenç Pastor lleva sube puertos imposibles en una bicicleta que, en principio, no está precisamente pensada para ello: una Monty plegable con ruedas de 20 pulgadas.
“Mi afición a subir puertos de montaña con la bici plegable es bastante reciente, no mas de tres años”, cuenta Vicenç a Ciclosfera. “Llevo practicando ciclismo de montaña con la BTT mas de 15 años y tengo cumplidos ya los 53. Empecé bastante tarde con esto de la bici, pero toda mi vida he practicado deporte en diversas modalidades”.
“No me lo planteo como un reto: simplemente salgo a pedalear”
Desde luego, parece obvio que se trata de gestas que no están al alcance de cualquiera. Especialmente, a lomos de una bicicleta de esas características. “Tras mucho tiempo escuchando que era una bici exclusivamente pensada para la ciudad, empecé a salir a carretera con ella. Quería demostrar que la bici no distingue si ruedas por dentro de una urbe o por fuera”. No contento con salir de la ciudad, se dispuso a subir los puertos más duros. “Con las bicis de carretera ya lo hace mucha gente, y a mí me gusta ir contracorriente. No me lo planteo como un reto: simplemente salgo a pedalear sabiendo de antemano de que en teoría es factible la ruta que me he propuesto”.
Tras ascender el año pasado a los legendarios Tourmalet, Aspin y Aubisque, este verano Vicenç ha hecho lo propio con el Pico Veleta, en Sierra Nevada. “Sin duda alguna, el Veleta es muchísimo mas duro que el Tourmalet, y así esta catalogado según las tablas de la APM. Aunque la pendiente media es muy parecida (6,33% Toumalet y 6,47% el Veleta), estamos hablando casi del doble de kilómetros, 1.200 m más de desnivel y un factor añadido que es la cota máxima del puerto (3.395 para el Veleta y 2.115 para el Tourmalet). A partir de los 2.500, se empieza a acusar el déficit de oxigeno. En la ascensión al puerto francés empleé tres horas, y para el español casi siete”.
Mientras el cuerpo aguante
Hay quien podría pensar que tras las aventuras de Vicenç se encuentra algún tipo de patrocinio por parte de Monty. Nada más lejos de la realidad. “Con la marca no me une nada en absoluto. De hecho, si cambiase de bicicleta seguro que sería de otra marca. No es que no esté contento con la mía, al contrario: sólo puedo decir maravillas de ella, pero hoy en día hay marcas que tienen bicis que se adaptarían mucho mejor al uso que yo le suelo dar. Mi Monty, ademas de los puertos mencionados anteriormente, ya ha coronado otros con menos renombre pero nada despreciables, como el Montserrat, el Mont Caro, el Turo del L’Home y alguno más”.
Tras tantas y tantas hazañas -que no paseítos-, Vicenç reconoce sentir cierto orgullo. “Una de las cosas que más me enorgullece es el poder hacer lo mismo que los demás ciclistas con sus bicis “normales”, mientras yo lo hago con una que, según muchos, es de juguete. Está claro que da igual con qué lo hagas: la cuestión es poder hacerlo, disfrutar de la ruta, de la compañía y seguir coronado puertos mientras aguanten las fuerzas”.