Objetivo: poner coto al cambio climático. Es la ambiciosa premisa de un grupo de ciclistas que marcharán desde Valencia a París para exigir un compromiso por parte de las naciones en la lucha contra un problema global. Llevarán consigo más de 8.000 firmas de ciudadanos españoles que, como ellos, quieren evitar que la temperatura global aumente más de dos grados.
La iniciativa está promovida por AMA, la Asociación por el Medio Ambiente y contra el Cambio Climático, aunque también cuenta con el apoyo de diversas organizaciones como Greenpeace, Fundación Vicente Ferrer, Valencia en bici-Acció ecologista Agró, Climate Kic Valencia, Son Energia y la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético. La marcha tendrá una primera etapa de Valencia a Madrid, a donde llegará el próximo 17 de octubre. Ya en noviembre, el día 15, saldrá en dirección a París parando Burgos, Donostia, Potiers y, finalmente, la capital francesa.
“La idea surgió hace un año”, cuenta Toni Velarde, miembro de AMA y uno de los participantes. “Desde la asociación tratamos mucho el cambio climático y entendimos que la cumbre es una gran oportunidad, quizá la última que tenemos. Estamos en un momento en que hace falta un compromiso serio y vinculante”.
Para esa tarea, la bicicleta es una pieza clave. “La bici es una herramienta de cambio y de mejora social en todos los sentidos”, explica Toni. “El transporte sostenible juega un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático, pero para nosotros la bicicleta va mucho más allá: es un elemento que mejora la vida de las personas en todos los aspectos”.
Una situación límite
En cuanto a las esperanzas respecto a que cambie algo tras la esperada cumbre, los organizadores se muestran cautos. “La verdad es que no sabemos lo que puede pasar, reconoce Toni. “Estamos en una situación límite: o los Gobiernos toman decisiones firmes o estamos en un punto de no retorno. Si no se toman medidas va a ser catastrófico. Hacen falta políticos que tengan una visión a medio y largo plazo, y más teniendo en cuenta que una parte importante de la población mundial vive cerca de la costa, con todas las consecuencias que eso va a traer”.
En el ámbito personal, el viaje es toda una experiencia: 28 días pedaleando. En total, unos 1.400 kilómetros. “Estoy acostumbrado a viajar mucho en bici”, cuenta Toni, “pero además tengo la suerte de estar en asociaciones como Soterránea yAMA, donde pedaleamos por un sentido: en contra del fracking, a favor del tranposte público, por la movilidad sostenible o contra el cambio climático, como en este caso. Cuando pedaleas por una buena causa, pedaleas mejor y más feliz”.