Si alguna vez has viajado a una ciudad como Roma, habrás podido comprobar que el tráfico de la capital italiana es endemoniado. La omnipresencia de los coches, unida al tradicional espíritu caótico que domina los barrios y calles la ciudad, contribuyen a que el turista se sienta rodeado, casi acosado, en determinadas zonas de la que fuera capital del imperio. Como en otras tantas urbes, en Roma sobran coches.
Esa circunstancia podría estar en vías de cambiar. Al menos, si la nueva alcaldesa de Roma pone en práctica sus promesas de convertir la capital en un lugar más amable para moverse en bicicleta. Virginia Raggi, candidata del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la primera mujer que se hace con el bastón de mando de la ciudad, ha puesto la bicicleta en primera línea de su campaña electoral. De hecho, Raggi acostumbra a moverse por las calles de Roma a bordo de su inseparable bicicleta, lo que lleva a muchos a pensar que la movilidad ciclista será un eje fundamental en su mandato.
Algo parecido sucede con la nueva alcaldesa de Turín. Chiara Appendino, también del M5S, se impuso en la segunda vuelta de las elecciones municipales al histórico miembro del Partido Democrata Piero Fassino. Y de la misma manera que ocurre con Raggi, la bicicleta también parece formar parte esencial de sus planes. Con sólo 32 años, Appendino no ha dudado en situar los pedales en un lugar protagonista, en una ciudad en la que transportarse en bicicleta es sustancialmente más habitual que en la capital.
El triunfo de la indignación callejera
El Movimiento 5 Estrellas, al que en su momento se comparó con el 15M español, fue fundado en octubre de 2009 por el cómico y actor Beppe Grillo y el empresario de Internet Gianroberto Casaleggio. Se autodefine como una «libre asociación de ciudadanos» y no como un partido al uso, dado que está contra del sistema político tradicional formado por los partidos. Asimismo, sus representantes insisten en que no se consideran a sí mismos “ni de izquierdas ni de derechas”. Entre sus postulados, aboga por la democracia directa, el libre acceso a Internet, la política financiada por pequeñas donaciones privadas y no a través de fondos públicos y la lucha férrea contra la corrupción. Del mismo modo, se definen como defensores de la ecología y parcialmente euroescépticos.
Las nuevas alcaldesas italianas llegan pedaleando fuerte. Les deseamos toda la suerte del mundo en la tarea de convertir Roma y Turín en ciudades más amables. No sólo para los ciclistas, sino para todos sus habitantes.