“¡Me hubiera encantado tomar un café contigo!”. Al poco de coger el teléfono, Manuela Carmena (Madrid, 1944) se disculpa por no haber podido hacer la entrevista en persona. En plena campaña electoral para las próximas elecciones municipales, su agenda echa humo. La reputada jurista tiene por delante un reto mayúsculo: romper con más de 20 años de gobiernos consecutivos del Partido Popular en Madrid y llegar a la alcaldía de la capital de España al frente de la coalición Ahora Madrid. Todo, con el lema “gobernar es escuchar” por bandera y la bicicleta como uno de sus principales caballos de batalla.
No es fácil encontrar a un político que, además de hacerse la foto con la bici, la use en su día a día…
Bueno, todos los días no. Voy en metro y camino mucho. Cuando de verdad iba con ella a todas partes era cuando vivía en Vitoria. En Madrid la utilizo sobre todo los fines de semana para hacer gestiones.
¿Se siente cómoda pedaleando por las calles de la capital?
No. Me siento absolutamente desprotegida. Algunos conductores te pasan rozando y hay serias dificultades para aparcar la bici en lugares seguros. Y esto último, teniendo en cuenta que tengo una bici buena y cara, lo hace más complicado.
¿Qué bici tiene?
Tengo dos, una híbrida y una eléctrica, que es estupenda para Madrid: me permite no llegar sudando como un pollo, que era lo que me pasaba cuando iba a la Audiencia.
¿Cómo valora la gestión de Ana Botella en materia de movilidad?
Ha sido un fracaso absoluto. No ha abordado el problema principal, que es que en Madrid el coche se utiliza para todo. La puesta en marcha de Bicimad es positiva, pero se ha introducido con mucho riesgo, porque no hay un carril-bici en condiciones. Muchos amigos que lo usan están contentos, pero tienen constantemente la tentación de subirse a la acera por miedo al tráfico. Los carriles compartidos a 30 km/h no funcionan: no se respeta la velocidad, desaparecen abruptamente… un desastre.
“La gestión de Ana Botella en materia de movilidad ha sido un fracaso absoluto”
De toda la vida se ha dicho que Madrid no es ciudad para bicis. ¿Es reversible esa situación?
Yo creo que sí. De hecho, te diría que no estamos tan lejos de ello. Cuando Álvarez del Manzano era alcalde pedimos tener una entrevista con una de sus asesoras, María Tardón, para pedirle un carril bici en la Castellana. ¿Sabes lo que nos dijeron? “Eso no pasará nunca”. Estaban convencidos de que era imposible. Fíjate, qué poca visión de futuro. Creo que hemos avanzado y estamos más cerca que entonces de conseguirlo.
Hablemos de propuestas concretas. Si es elegida alcaldesa, ¿qué haría para fomentar el uso de la bici en Madrid?
Hemos propuesto crear un Instituto de la Bicicleta que trabaje constantemente en favor de la bici. Existen iniciativas muy positivas que hay que apoyar activamente, como fomentar que los niños utilicen la bicicleta para ir al colegio. Sólo un ejemplo: cuando voy a recoger a mi nieta al cole veo cómo la gran mayoría de los padres van en coche. ¡Miles de coches! Coches en segunda fila, en tercera… Yo voy andando y volvemos a casa dando un paseo. No es lo normal: la gran mayoría de niños están acostumbrados a ir en coche a todas partes desde que son pequeños. Eso es lo que hay que cambiar: hay que reivindicar el placer de caminar y de moverse en bicicleta.
“El coche es útil para muchas cosas, pero para moverse de un sitio a otro dentro de la ciudad es absurdo”
Costará cambiar una mentalidad tan arraigada…
Sin duda. Pero no decimos que no haya que usar el coche: es un vehículo muy útil para muchas cosas: para las personas mayores, para ir a hacer la compra, salir de viaje… Pero para moverse de un sitio a otro dentro de la ciudad es absurdo. Es curioso: la gente, cuando viaja a otras ciudades del mundo, se mueve caminando a todas partes. Luego vuelven y no se bajan del coche. ¡Con la cantidad de cosas que te pierdes, todo el día ahí metido! Para cambiar eso hay que adoptar medidas concretas, como crear aparcamientos disuasorios bien comunicados o mejorar el transporte público, que ha perdido mucha calidad en los últimos años.
Hace unos meses se habló de convertir todo el centro de la ciudad en un Área de Prioridad Residencial, lo que al final no salió adelante por la oposición de las asociaciones de comerciantes. ¿Por qué cree que ha fracasado esa iniciativa? ¿La retomaría?
A priori me parece una medida positiva. Creo que restringir el tráfico y dar más facilidades al peatón no perjudica al comercio, sino todo lo contrario: las calles peatonales están llenísimas de gente. Pero, en cualquier caso, a la hora de evaluar una propuesta de estas características hay que ser muy serio, escuchar a todas las partes, ver los estudios y hacer números.
“Las grandes mayorías tienen que recuperar el control de lo que pasa en las instituciones”
Hablando de coches que sobran… Madrid es la capital del mundo con más taxis por habitante. ¿De verdad necesitamos tantos?
Más allá del número, sería positivo reflexionar sobre qué tipo de personas requieren el servicio de un taxi. Muchas veces, las personas que más lo necesitan, enfermos o mayores, no pueden pagar la tarifa. Tengo una amiga, mayor que yo, a la que le sale más caro el taxi a la estación que el billete de tren para ir a ver a su hija, que vive en otra ciudad. Es ridículo. Quizá deberíamos plantearnos la posibilidad de que haya subvenciones, como en el transporte público, en forma de bonos para que utilicen los taxis aquellas personas que más lo necesitan.
Llevamos más de 20 años de gobiernos consecutivos del PP… ¿Madrid es de derechas?
Por ser la capital, Madrid está muy relacionada con las instituciones. Durante mucho tiempo ha habido un perfil de autoridad institucional que ha tenido poca vocación de servicio y que se puede ubicar más en actitudes de derechas. El problema es que las grandes mayorías se han sentido tan decepcionadas con las instituciones que directamente han pasado de votar. Pero esas grandes bolsas de abstención no proceden precisamente de las urbanizaciones de lujo. Son las grandes mayorías las que tiene que recuperar el control de lo que pasa en las instituciones. Es evidente que en los últimos años la desigualdad se ha hecho más profunda, pero estoy convencida de que esa desigualdad no es irremediable.
Defíname brevemente a sus dos principales adversarios, Antonio Miguel Carmona y Esperanza Aguirre.
Conozco poco a Antonio Miguel Carmona, la verdad. Me parece un hombre hábil en el debate. Respecto a su programa electoral, escucho cosas que pueden ser interesantes, aunque echo de menos un enfoque claro en muchas propuestas. El caso de Esperanza Aguirre es distinto. La gran objeción, que es insalvable, es que ha dirigido un equipo que ha sido el vivero de la corrupción, y del que parte ha sido imputado o está en la cárcel. No entiendo que alguien pueda sentirse con la capacidad ética de volver a querer gobernar después de una gestión así. Si lideras un equipo y éste fracasa, tú debes sentirte responsable. Es una culpa in vigilando, hablando en términos jurídicos. El liderazgo no es un privilegio, sino una responsabilidad.
“El liderazgo no es un privilegio, sino una responsabilidad”
Pase lo que pase en las elecciones, algo parece seguro: la cosa va a estar reñida y habrá que pactar.
Creo que, en líneas generales, tenemos que innovar un poco. Se puede construir otra manera de agruparse, más relacionado con actividades concretas y no con un mero reparto de concejalías. Pero en cualquier caso hay que ser modesto, respetuoso y prudente: cuando uno pretende cambiar las cosas de raíz hay que poner buenas semillas.
Si sale elegida, ¿será más difícil volver a hablar con usted como alcaldesa que ahora, en plena campaña?
No, eso te lo aseguro: será igual de fácil. Como mucho, es posible que la lista de espera sea un poco más larga. Pero te garantizo que podremos vernos y charlar cuando quieras. Y entonces sí que nos tomaremos ese café que ha quedado pendiente.