De entre las denuncias que recibimos habitualmente en Ciclosfera, esta nos llamó poderosamente la atención. Paco, un ciclista valenciano, nos escribía contándonos la disparatada situación que había vivido en la puerta de su casa:
*“Me encontré con cuatro policías locales que, usando una enorme cizalla, se afanaban por cortar la cadena que sujetaba dos bicicletas a una de las barreras de metal que delimitan el espacio destinado a un contenedor de basura. En la otra barrera, uno de los agentes hablaba con una mujer mientras ella quitaba con premura los candados de su bicicleta. “¿Qué está pasando? ¿Son robadas y por eso os las lleváis?”, pregunté. “No se pueden estacionar las bicicletas en el mobiliario urbano”, fue la respuesta. Me consta que el reglamento municipal de Valencia recoge tal disposición, así como la potestad de la policía municipal para retirar los vehículos y requisarlos, aunque jamás había visto producirse tal situación. He leído testimonios de personas a las que la policía ha requisado sus bicis dejándoles como residuo sus candados rotos (que nadie les pagaría) y un adhesivo que les invitaba a recogerlas en el depósito con la correspondiente sanción, pero no conocía a nadie personalmente que hubiese pasado por tal trance”. *
En Ciclosfera nos costaba imaginarnos a policías locales reventando candados como si fueran vulgares cacos, así que llamamos a la Policía Local de la capital del Turia. “Es algo excepcional, pero efectivamente se hace”, nos explican. “La normativa municipal contempla que se retiren las bicicletas aseguradas a cualquier elemento del mobiliario urbano y se interponga la pertinente sanción”.
“Es una ordenanza muy dura”, señalan desde el colectivo Valencia en bici
“Ellos aluden que molesta”, denuncia Fernando Mafé, del colectivo Valencia en Bici. “Es una normativa muy dura que recoge que puedes candar la bici al mobiliario urbano sólo en determinados casos: si no hay un aparcabicis a menos de 50 metros, siempre que no tapes una señal, siempre que no sea en una farola… En su día ya nos quejamos de ello al Ayuntamiento. En Holanda, por ejemplo, las bicis se atan a todos los lados: se entiende que embellecen la ciudad”. Desde Actibici Valencia, Óscar Bailo confirma la práctica: “La ordenanza contempla que se debe dejar paso para que transiten los peatones”, cuenta. En caso de que el agente considere que no es así, la normativa le permite romper el candado y llevarla al depósito, con la consiguiente multa para su dueño. “Aun así, no me consta que haya muchos casos”, reconoce Bailo. Eso sí: aun retumba la polémica que generó un caso muy sonado de 2009, cuando el concejal de alumbrado se dedicó a salir personalmente acompañado de policías para incautar las bicis aparcadas en farolas. Al más puro estilo Sheriff.
Una vez más, vuestras son las conclusiones. ¿Qué te parece que se canden las bicis al mobiliario urbano? ¿Te parece bien que la policía se las lleve si considera que estorban el tránsito peatonal?