Tara Gins, ciclista profesional de distintos equipos como el Lares-Waowdeals o el Health Mate-Cyclelive decidió, hace no mucho, retirarse del mundo de la competición profesional. Su nuevo objetivo era dirigir un equipo de ciclismo masculino sub 23, pero su sueño se ha visto truncado por la drástica decisión que ha tomado la empresa que la iba a contratar, que en el último momento decidió no seguir adelante con el pacto.
Los dueños del equipo alegaron que había "fotos inapropiadas de Gin circulando por sus teléfonos"
El equipo, del que no ha querido mencionar el nombre, alegó a la perjudicada que “había unas fotos de ella inapropiadas que circulaban por sus teléfonos”. Ese ha sido el motivo por el que finalmente han decidido no contratarla, según ha explicado Gin en sus propias redes sociales.
A lo largo de su carrera como ciclista profesional, Gins participó en varias sesiones de fotos, entre ellas una para la revista Playboy y otra para un calendario. Aparentemente, estas podrían ser las imágenes que han dejado sin trabajo a la belga, aunque ella asegura que “nadie le ha indicado de qué fotos se trata”. Después de focalizar su carrera en el ciclismo profesional y tras haberse retirado en 2018, ahora estaba buscando una nueva manera de enfocar su vida. En sus redes ha asegurado “que tenía muchas ganas de esta oportunidad laboral pero, sin duda, era mejor ni siquiera empezar a trabajar con ellos”.
Unas fotos "inofensivas"
Esta polémica despierta, sin duda, cierta controversia. ¿Existe igualdad en los deportes? ¿Lo que hagas en tu vida privada tiene que afectar directamente a tu entorno laboral? “Eran unas fotos que no hacían daño a nadie, aunque aparentemente son inapropiadas para trabajar con ciclistas. Han valorado más esas fotos que mis capacidades y mi experiencia” repetía la ciclista en redes.
Esto no ha quedado aquí: Gins ha explicado que en sus años como ciclista ha tenido varias experiencias negativas con los líderes de equipos. “Intentaron abusar de mí” explica, “una vez, un mecánico se metió en la ducha conmigo después de hacer ejercicio. En otra ocasión, alguien del personal me besó y le tuve que empujar. También tuve comentarios muy inapropiados de los gerentes de equipo sobre cómo me veía, sobre mi peso, lo que no me harían si tuviera un aspecto diferente. Un gerente vino cuando estaba recibiendo un masaje para decirme lo cachonda que estaba”. Situaciones que, lamentablemente, siguen estando a la orden del día y, en numerosas ocasiones, son ocultadas por vergüenza o miedo a represalias.
