“Llevo desde 1979 usando la bici como medio de transporte habitual y, llegada a una edad, empecé a tener problemas en las articulaciones. Eran leves, pero me impedían pedalear con normalidad. Por eso, cuando un par de amigos me hablaron de electrificar mi bicicleta, me lancé sin dudarlo”.
La que habla es Begoña de Vicente, una vallisoletana de 62 años a la que el pedaleo asistido ha cambiado la vida. Como cada vez más gente, decidió incorporar un kit eléctrico a su vieja bicicleta. “Al principio me costó adaptarme”, reconoce, “porque llevaba muchos años usando la bici convencional y me costó hacerme con el control por el peso y la velocidad que alcanzaba. Pero persistí, y no tardé en darme cuenta de las ventajas”. Y es que, aunque Valladolid es una ciudad muy llana, en todos lados hay algún impedimento. “Nunca me ha dado pereza usar la bicicleta”, explica, “pero cuando hacía frío, llovía o a veces de noche la dejaba en casa .Pero desde que la electrifiqué no he dejado de usarla ni un solo día”.
Larga vida a tu vieja máquina
No es, desde luego, un caso aislado. Como señala Mayte Medrano, de Globetek (una de las principales empresas distribuidoras de kits eléctricos), “electrificar tu bicicleta es una buena opción, ya que puedes tener una eléctrica utilizando la que ya tienes, lo que evita realizar un fuerte desembolso por otra”.
Óscar Gauna, de la marca valenciana Gote Bike, que también cuenta con este tipo de productos, lo tiene claro: “Si estoy súper contento con mi bici de siempre, me ha dado mucho juego, le tengo cariño y no quiero sustituirla por otra… ¡La transformo! No es sólo por ahorrar dinero, algo que también me parece importante, sino por conservar y darle una nueva vida a una buena máquina”.
Para todos
El interés por esta posibilidad, desde luego, no para de crecer. “En los distintos eventos ciclistas a los que asistimos”, explica Gauna, “viene mucha gente preguntándonos por los kits para electrificar”. Para este experto en bicicletas eléctricas (además de kits, Gote Bike vende bicicletas bajo su propia marca y ha distribuido firmas del prestigio de Kettler), “cualquiera que ame a su bicicleta y necesite darle más capacidades no se lo pensará dos veces. No se trata sólo de cumplir años, o tener una ilusión, sino de mera funcionalidad. Gracias a un kit de este tipo, mucha gente puede ir a trabajar cada día más deprisa, sudando menos y con más comodidad, en su querida bici de siempre”.
En la universalidad de esta opción coincide, plenamente, Medrano. “Un sistema de este tipo es idóneo para cualquier usuario que, en algún momento de su paseo o desplazamiento, y por el motivo que sea, considere que necesite una ayuda, un empujón. Da igual que sea para ir y volver del trabajo, para salir con los amigos, porque haga mucho calor o le dé pereza enfrentarse a cuestas demasiado pronunciadas. Las necesidades de cada usuario”, concluye, “son muy distintas, como lo es cada modelo de bicicleta a la que puede adaptarse un kit”.
Pero… ¿cuánto cuesta electrificar una bicicleta? El precio es variable. “Podemos tener un kit completo desde poco más de 420 euros”, explica Mayte, un desembolso bastante más accesible que los 1.000 ó 1.200 euros que puede costar una e-bike. “En este caso”, explican desde Gote Bike, “la diferencia de precio suele estar relacionada con los amperios de la batería, que a su vez son los que marcan la autonomía”. ¿Se pueden instalar en cualquier bicicleta? “Por supuesto”, confirma Gauna. “En algunas puede resultar algo más complicado, especialmente por cómo sea la caja del pedalier, pero nada que no pueda solucionar un buen mecánico”. Porque esto, la instalación, es otro aspecto decisivo: “Hay cientos de tiendas y talleres magníficos en España”, confirma Gauna, “que han resuelto todo tipo de instalaciones. Es más: a veces, los distribuidores y fabricantes planteamos un problema que ellos, antes, ya habían solucionado”.
Por eso mismo, muchos de los vendedores exigen en la garantía posventa que el kit haya sido instalado en una tienda, o en un taller, de confianza. Y algo más: no, parece ser que electrificar tu bici, incorporar los seis o siete kilos adicionales que puede suponer incorporar una batería, un motor y los componentes restantes, afecte a la vida útil, dinamismo o reacciones de tu bici. “Muy mala tiene que ser la bicicleta”, concluye Gauna, “para no aguantar ese peso extra. Los aguanta perfectamente. Hoy por hoy, y tras más de seis años vendiendo kits, nadie me ha llamado por nada parecido a una rotura del cuadro”.