Para quien no sepa de qué va. ¿Qué vamos a encontrar en este libro?
En esta obra vamos a descubrir, o profundizar, en la vida de Gustaaf Deloor, un ciclista belga que fue el primer ganador de la Vuelta Ciclista a España. Más allá de su parcela deportiva, la de las dos victorias en las generales de las dos primeras ediciones de la Vuelta, también nos acercaremos una apasionante vida tanto en sus tiempos profesionales como en los años posteriores a su carrera profesional.
¿Quién fue Gustaaf Deloor? ¿Por qué reivindicar su figura?
Como os decía, Deloor fue el primer ganador de la Vuelta. Realmente el primer doble ganador, porque se impuso en las dos primeras ediciones: 1935 y 1936. Fue un pionero. Y como pionero, como primer paso en la historia, considerábamos que se merecía un acercamiento a su figura. ¿Por qué? Curiosamente, frente al Tour o el Giro de Italia, que sí han mimado más siempre su historia o sus particularidades, en el caso de la ronda española no se ha dado nunca esta situación. Deloor, los Deloor, tanto Gustaaf como su hermano Alfons, que acabó segundo en la edición de 1936, son dos completos desconocidos en España. E incluso en su propio país, Bélgica.
¿Por qué crees que no ha obtenido el reconocimiento que merece?
Por una confluencia de factores, fundamentalmente por el acaecimiento de la Guerra Civil y de la Segunda Guerra Mundial. Supongo que su nacionalidad también ha tenido que ver: no es lo mismo un pionero de la tierra que uno foráneo. No creo que se tratase de una discriminación negativa, más bien un acumulado de desintereses, falta de información y dilaciones. La Vuelta, de cara a sus 50 años, en 1995, invitó a todos los exganadores. Gustaaf no fue una excepción, pero declinó la invitación por motivo de salud.
“Detrás de este proyecto hay muchísimas “horas de vuelo” en hemeroteca”
¿Cómo te has documentado para este libro?
Detrás de este proyecto hay muchísimas “horas de vuelo” en hemeroteca. También ha sido fundamental la ayuda de Roza Buys, su viuda, y su hija Jeanette. Y la de Eric de Keyzer, un exconcejal de De Klinge, la población donde nació Gustaaf y en la que dieron sus primeros pasos competitivos. En 2010 él fue uno de los encargados de poner en marcha un homenaje a la figura de los hermanos Deloor, homenaje póstumo, que tuvo como momento cumbre el bautizo de una plaza de la población como “Plaza de los hermanos Deloor”, en la que además se instaló una escultura. Como curiosidad, cosas de los tiempos de los Tercios de Flandes, su barrio natal se llama “Spaans Kwartier”, el Barrio Español.
¿Qué supuso para ti ganar el II certamen de literatura ciclista?
No puedo negar que supuso una alegría inmensa. Pero no tanto por mí, sino por lo que suponía de reivindicación de la figura de Gustaaf Deloor. Ese es el objetivo fundamental de este proyecto. Era una deuda que existía y la identidad de quien la haya saldado es y debe ser secundaria. Sí le estoy muy agradecido a Libros de Ruta por esa confianza, porque objetivamente un deportista extranjero en unos tiempos “prehistóricos” no pasa por ser de primeras la temática más atractiva de todas.
Tu libro es, ante todo, una mirada a los primeros tiempos de la Vuelta. ¿Cómo ves la evolución de la carrera durante todos estos años?
La Vuelta es una de las tres grandes carreras por etapas junto al Tour y el Giro, y desde mi punto de vista es la más particular de todas. Presenta muchísimas particularidades. Primero por su intensa prehistoria, porque nació en 1935 pero hubo intentos serios ya en 1913 y 1925 de sacarla adelante. Después, por su carácter forjador de talentos: muchos grandes ciclistas (pienso en Peter Sagan) y muchos países (Australia, por ejemplo) se han estrenado en una grande en la Vuelta. La Vuelta es la más joven, pero ha madurado muy rápido. Y tiene mucho margen de crecimiento. Incluso a nivel de recorridos, con macizos literalmente inéditos. Hay puertos como los del Giro o el Tour que no se han subido jamás, aunque durante años se vendió que aquí no había puertos como esos (y realmente no eran tan notorios como lo son ahora gracias a las nuevas tecnologías de la información). El reto de la internacionalización está ahí, es otro camino donde ahondar, pero la Vuelta tiene muchos adeptos a nivel global como espectáculo autónomo, sin entrar en comparativas con Tour o Giro.
“Me gusta el ciclismo en toda su globalidad y en todas sus perspectivas. Desde los primeros tiempos hasta hace cinco minutos”
Hay quien dice que ya el ciclismo ya no es lo que era. ¿Eres de los que prefiere los viejos tiempos?
Me gusta el ciclismo en toda su globalidad y en todas sus perspectivas. Desde los primeros tiempos hasta hace cinco minutos. Cada época es distinta. Pero estamos donde estamos por lo que pasó. El pasado explica el presente y permite intuir el futuro. Pero no en el ciclismo. En la vida.
¿Crees que hay un interés creciente en todo lo que tiene que ver con el ciclismo clásico?
Sí es cierto que hay ese interés, pero no sólo en el ciclismo. En cualquier parcela de la vida hay un revisionismo hacia lo pasado. Un descubrimiento. Un redescumbrimiento. Lo vintage es una opción. En el campo ciclista las marchas históricas tipo Eroica y demás son un buen ejemplo. En el ciclismo per se hay pruebas y superficies, más allá de moderneces, que parecen sacadas de otro tiempo. ¿Cómo obviar la Paris-Roubaix?