El desierto más árido del mundo es el escenario de uno de los retos más singulares y exigentes que se pueden realizar hoy en día: la Épica Gaes Atacama. Seis días de aventura ciclista en una ruta de 540 kilómetros y 3.000 metros de desnivel que transcurre desde la Cordillera de los Andes hasta la costa del Pacífico, atravesando parajes increíbles y, por qué no decirlo, también sufriendo los avatares de una aventura no apta para cualquiera.
El actor Santi Millán decidió participar en este reto un duro reto junto al equipo Imparables, en una odisea que ahora recoge el documental del mismo nombre, y que se podrá ver a mediados de este mes de noviembre en el canal de Youtube de Imparables.
“El documental cuenta la prueba desde dentro”, explica Miguel Silvestre, responsable deportivo de la carrera. “Invita a vivir la experiencia y a ser participes de todas las cosas que te da el desierto, no sólo desde un punto de vista ciclista sino también cultural”. Una de esas aportaciones es la visita a la célebre mina de San José, donde 33 mineros salieron vivos tras un trágico derrumbe en 2010.
Para Santi Millán y sus Imparables -Vitor Gamito, Javi Sancho, Ibon Zugasti y Tomi Misser- participar en una aventura como la Épica Gaes Atacama tiene que ver más con la superación personal que con el afán competitivo. Y sobre todo, con la posibilidad de vivir una experiencia única en un lugar incomparable. “El desierto de Atacama tiene singularidades increíbles. Es, junto a la isla de la Palma, el lugar con más visibilidad de estrellas del mundo, por lo que sus noches son un espectáculo. Al mismo tiempo, el hecho de que esté en un país hispanohablante es para nosotros un gran punto a favor”.
La dureza del desierto
No todo es disfrute: las condiciones del desierto son extremas. “El termómetro pasa de los 30-35 grados durante el día a rozar los cero durante la noche”, cuenta Silvestre. “Y no todo el mundo está acostumbrado a pedalear sobre arena, lo que puede ser realmente duro”.
Esa dureza se plasmó especialmente durante la primera jornada de la prueba, en la que Santi Millán pasó los momentos más delicados. “Fueron 90 kilómetros de ruta, todos cuesta arriba. Así que como toma de contacto fue intensa. Además, muchos de los corredores acababan de volver de vacaciones, por lo que les pilló un poco por sorpresa”, recuerda Silvestre.
De cara al año que viene, el equipo Imparables tiene en mente participar en dos o tres retos alrededor del mundo , que se desvelarán a final de año. Desde luego, la experiencia atesorada en Atacama no puede haber sido más positiva: hay ganas de repetir y seguir poniéndose a prueba. Para los que quieran hacerlo, ya están abiertas las inscripciones para la próxima edición a través de la web, que tendrá lugar en octubre de 2017.