Carlos Rodríguez (30 Días en Bici). “Los semáforos son elementos de un paisaje urbano configurado a la medida de los coches para favorecer más el tráfico fluido que la seguridad de los ciudadanos arrinconados en las aceras. La “experiencia de usuario” de los ciclistas respecto a los semáforos debería sugerir que hay que articular nuevas formas de entender y usar los espacios urbanos para favorecer la movilidad peatonal y ciclista”.
Isabel Ramis (Muévete en bici por Madrid): “Creo que las señales de tráfico -y cualquier norma- están para cumplirlas. Esto no quiere decir que no haya que empujar cambios: los semáforos para ciclistas ya están inventados. Y podría ser peligroso lanzar el mensaje de que los ciclistas deberían poder saltarse los semáforos. En cualquier caso, aunque uno tenga el semáforo en verde hay que cerciorarse de que no hay peligro.
Carlos Núñez (AMBE). “Desde nuestro punto de vista es obvio que parar en un semáforo es uno de los momentos más críticos para la seguridad de un ciclista. Por ese motivo creemos que lo mejor es analizar caso por caso y, en aquellos cruces dónde se pueda, instalar un semáforo en ámbar para el ciclista. De este modo, bien analizado cada caso, dejaremos de dar esa imagen que tanto nos perjudica de no respetar las señales de tráfico”.
Eneko Astigarraga (Mundoraintxe): “Creo que, como norma general, los ciclistas deben respetar los semáforos. Pero hay excepciones en las que se puede recomendar no hacerlo. Por ejemplo, en los semáforos que sólo regulen pasos de cebra, siendo siempre muy escrupulosos en ceder el paso a los peatones. Otro caso puede ser el de permitir en las intersecciones con semáforo girar a la derecha a los ciclistas cuando esté en rojo. En ambos casos es conveniente habilitar una fase ámbar exclusiva para ciclistas y/o señalizarlo expresamente”.
Haritz Ferrando (BiciTerrassa Club): “En las ciudades en las que me muevo no veo situaciones que justifiquen que los ciclistas se salten los semáforos o las normas de tráfico. Provocan situaciones de riesgo y son un mal ejemplo. Eso sí, en el futuro veremos cómo cambian las normas para adaptar las ciudades a una presencia creciente de bicicletas”.
José Luis Martínez Molina (Recycling): “Mi opinión, y más moviéndome como me muevo últimamente en bicicleta plegable, es que debería de haber en los semáforos un tiempo de apertura mas temprano al rojo habitual de los vehículos con motor. Al fin y al cabo, las bicicletas tardan más tiempo en arrancar. Pero teniendo lo que tenemos, creo que nunca hay que saltarse ningún semáforo”.
Jon Aguirre Such (Paisaje Transversal): “Más allá de valorar el propio estudio en sí, lo que esta noticia pone de manifiesto es un conflicto más profundo: ¿de quién es la prioridad de tránsito en las calles? Si atendemos a la consabida jerarquía de la movilidad sostenible quienes deberían tener mayor prioridad para circular serían peatones y ciclistas. El coche sería el último en la priorización de su circulación. Sin embargo es quien mayores privilegios tiene. Y esos privilegios son muy recientes, apenas desde hace un siglo, cuando la ingeniería de tráfico inventó el actual sistema circulatorio que da preponderancia a los coches. Antes peatones, más tarde ciclistas, eran quienes dominaban la escena urbana: no había diferencia entre calzadas y aceras, era un continuo en el que convivían de manera armónica los diferentes modos de transporte. Con la irrupción del coche esta situación se alteró por completo dando el poder absoluto al coche bajo la coartada de la seguridad. Sinceramente, creo que es un error discutir exclusivamente sobre seguridad y no aprovechar para poner encima de la mesa el problema real de la movilidad, que no es otro de decidir cuáles son los modo de transporte prioritarios en las ciudades. Es decir, saber quién manda en esto de la movilidad urbana sostenible. Yo lo tengo claro, es respetar la jerarquía de peatón, bici, transporte público y, por último, vehículo privado”.
Pedro Bravo (Desde mi bici, eldiario.es): “No es el primer estudio que dice tal cosa. De hecho, uno puede encontrar estudios para justificar casi cualquier tipo de comportamiento, lo cual no quiere decir que todos esos comportamientos sean justificables. Yo creo que la ciudad es un espacio de diálogo permanente y que los diálogos hay que mantenerlos con educación y respeto, para que no se conviertan en debates de TV. Y por eso soy partidario de respetar las normas. Cierto que están creadas para la ciudad de los coches, pero son las normas de todos los ciudadanos, se muevan como se muevan. No respetarlas es viajar en un estado permanente de superioridad moral que trae consecuencias negativas que sufrimos a diario”.
Juanitez G. Alberdi (El Gato Peráltez, En Bici por Madrid): “Aunque todos somos conscientes de que las reglas y las señalizaciones están diseñadas desde un principio para los automóviles, cuando vamos en bici estamos proyectando una imagen a los demás usuarios de las vías. El hecho de respetar los semáforos y los pasos de peatones, además de que no nos supone una gran pérdida de tiempo en nuestro recorrido, implica dar un buen ejemplo a quienes nos miran -especialmente a los más pequeños- y ganarse el respeto del resto de conductores”.
Adrián Fernández (Ecomovilidad.net): La salida simultánea de bicicletas y vehículos genera situaciones de riesgo, fundamentalmente por la falta de visibilidad de éstos últimos. En este sentido, es razonable priorizar la salida de las bicicletas en los cruces con semáforo: ya sea pintando zonas de salida avanzada, con semáforos específicos que abran antes para la bici, o permitiendo el rebase en rojo siempre que se señalice expresamente.”
Manuel Martín (Conbici): “No esperar en los semáforos tiene varias ventajas:
– Es menos probable que te alcance un vehículo por detrás que no respete el semáforo o no te vea.
– Es más seguro, pues el ciclista al reiniciar la marcha no puede evitar zigzagear un poco y ocupar más parte de la calzada. Para ello los avanzabicis también son útiles.
– El ciclista respira menos emisiones contaminantes de los vehículos que le adelantan en tropel.
– Privilegia a los usuarios que, como los ciclistas, mueven el vehículo y su carga con la propulsión de su propio esfuerzo. Y si el semáforo lo permite, priorizando en su caso el paso de peatones, no le penaliza innecesariamente.
– Obstaculizas menos a los usuarios más rápidos”.