La pregunta abre, a buen seguro, un debate interesante: ¿es el ciclismo profesional un deporte elitista y excluyente, reservado exclusivamente a los blancos? A priori, cabría pensar que cualquiera tiene posibilidades de correr una gran ronda como el Tour de Francia o el Giro de Italia, independientemente del color de su piel o su lugar de nacimiento. Sin embargo, la realidad es aplastante: resulta imposible recordar a algún ciclista legendario que no sea blanco.
La explicación a esa ausencia de ciclistas negros tiene, probablemente, mucho más que ver con el poco desarrollo que ha tenido el ciclismo profesional en determinados países de mayoría negra que con una voluntad excluyente por parte del ciclismo profesional. Y es que, al contrario que disciplinas como el atletismo, dominada ampliamente por corredores de raza negra desde hace décadas, el ciclismo profesional ha contado con escasísimos corredores negros en el pelotón dada la poca tradición de éste en los países del África subsahariana y entre la población negra de occidente por una cuestión meramente cultural.
Nuevos tiempos, nuevos héroes
Algo parece estar cambiando. En el presente Tour, y por primera vez, un equipo africano -el sudafricano MTN-Qhubeka– se colaba entre los 22 participantes en la ronda gala. Parecía ya de por sí un hito histórico hasta que los acontecimientos trajeron un acontecimiento mucho mayor: en Le Havre, el eritreo Daniel Teklehaimanot se convertía en el primer ciclista negro en vestir el codiciado maillot de lunares y, por tanto, en el rey de la montaña. Y por extensión, en todo un héroe para los aficionados al ciclismo de todo el continente, que ven en él a un pionero de lo que está por venir.
El hecho es que históricos como el francés Bernard Hinault ya vaticinaron en su momento un futuro dominio de los pedales por parte de corredores de raza negra. “Son verdaderos atletas. ¿Por qué sólo deberían ganar los ciclistas blancos. Es sólo una cuestión de tiempo”. En ese tiempo parece estar jugando un papel fundamental la creciente afición al ciclismo en el continente africano. Pruebas como el Campeonato Africano del Ciclismo en Ruta, que ha ido ganando en popularidad a lo largo de los últimos años, así lo ponen de relevancia.
¿Pasa el futuro del ciclismo profesional por un dominio absoluto por parte de corredores negros? Nadie lo sabe. Pero a buen seguro, serán cada vez más los que compitan al más alto nivel en grandes rondas como el Tour, el Giro o la Vuelta. Y eso sólo asegurará mucha más emoción para los amantes de este deporte.