Si hubiera que elaborar un listado de las personas clave en materia de movilidad ciclista en España, el asturiano Carlos Rodríguez habría de estar en los primeros puestos. Este gijonés de 51 años está abanderando la lucha por una ciudad más amable para los ciclistas, y lo está haciendo no sólo en el ámbito local.
Carlos es el impulsor en España de 30 Días en Bici, la iniciativa que nació en 2010 en Mineapolis (EEUU) para animar a todo el mundo a pedalear durante todos los días del mes de abril y contarlo en las redes sociales. Lo que empezó siendo un reto simbólico y circunscrito al nivel local se ha ido extendiendo por todo el planeta. Hoy, 30 Días en Bici es una de las citas más importantes del año para todos los ciclistas de España. Las diferentes ciudades del país organizan todo tipo de actividades con la bicicleta como protagonista.
A estas alturas, 30 Días en Bici ya casi no necesita presentación…
Es cierto. Se ha dado mucho a conocer durante los últimos años. Hemos conseguido ir evolucionando poco a poco para que 30DEB sea lo que es hoy y, sobre todo, haga mejor su función.
¿Cuál es esa función?
Ser una herramienta para provocar cambios de conductas en materia de movilidad. Y, sobre todo, hacerlo a gran escala.
“Hay que explicar bien que esto no es simplemente un reto o una cosa pasajera”
En 30 Días en Bici hay mucho de divulgación y pedagogía…
Sí. Es algo esencial. Hay que explicar bien que esto no es simplemente un reto o una cosa pasajera que pasa en abril, sino una herramienta para lograr lo que queremos: que haya más gente pedaleando por las calles para conseguir ciudades más limpias y más amables. Una movilidad más eficiente, económica y sostenible.
¿Qué novedades tenéis preparadas para este año?
En el caso de Gijón hay programadas más de 40 actividades: charlas, talleres, paseos en bicicletas clásicas, jornadas gastronómicas… De todo y para todos.
“Al ir al trabajo seguimos apostando por una manera claramente insostenible de movernos”
Además, ponéis el foco en un aspecto concreto de la movilidad ciclista: los desplazamientos al trabajo.
Sí. Porque forman parte de lo que yo llamo los desplazamientos obligados, en los que también entran los que realizan los universitarios a clase o los niños al colegio. Es en ese tipo de viajes en los que reside buena parte del secreto para cambiar la movilidad en las ciudades. Porque en muchos lugares de España tenemos una gran cantidad de desplazamientos a pie, pero en lo que se refiere a ir al trabajo seguimos apostando por una manera claramente insostenible de movernos, incluso a menudo en trayectos no especialmente largos.
Ahora que termina la legislatura, ¿cuál es tu valoración de la gestión de los distintos ayuntamiento de España en materia de movilidad ciclista?
Creo que es difícil hablar en general. Hay ciudades haciendo poco y otras que directamente no están haciendo nada. Como en todo, hay excepciones en las que se han hecho grandes cosas, como en el caso de Valencia o Barcelona… y poco más. El resto no pasa de ser anecdótico. Muchas ciudades están poniendo el acento es en la movilidad eléctrica, que no es una solución.
¿Por qué?
Porque continúa abundando en el mismo problema: la ocupación del espacio público por parte del vehículo privado, la velocidad injusta y el diseño ‘cochecéntrico’ de la ciudad.
Así que el balance es negativo.
Lo es. Se está retrasando el cambio inevitable hacia unas ciudades para la gente y hacia una manera distinta de concebir la ciudad. Incluso hay quien lleva en sus programas electorales quitar carriles bici, así que el panorama no es precisamente alentador. En el otro extremo de la balanza, es positiva la aprobación de la modificación de la ley que abanderó Anna González con la campaña #Por unaleyjusta. Y el Plan Estratégico de la Bicicleta es una oportunidad, pero puede acabar en nada: de hecho, se dice que cuando no quieres hacer nada se hace un plan estratégico. Aparte hay otras cosas paradas, como el cambio legislativo que afecta a los remolques para llevar niños en la bicicleta: en ese sentido hay una Proposición no de ley parada desde hace dos años. Todo lo que tiene que ver con la movilidad ciclista parece estar en stand by. Desgraciadamente, la bicicleta no está en la agenda política.