Resulta difícil, casi imposible, ser ciclista urbano en Barcelona y no haber oído hablar de Biciclot. Al fin y al cabo, la veterana cooperativa es el epicentro de infinidad de cosas que tienen la bicicleta como denominador común. Porque Biciclot es mucho más que un taller: es todo un proyecto social.
“30 años ya… y parece que fue ayer. Estamos un poco más viejos y nos van saliendo canas, pero el espíritu es el mismo”, bromea, con cierta nostalgia, Pere Serrasolses, uno de los fundadores del taller que se instaló en 1987 en el número 18 de la calle Verneda, en el barrio del Clot.
Lo que ha ocurrido allí durante tres décadas es tanto que resulta inabarcable. “Durante mucho tiempo hemos definido Biciclot como una entidad de servicios de promoción de la bici. Hemos tenido tienda, servicios turísticos, talleres… Hemos ido cerrando unos servicios y abriendo otros. Ahora estamos más centrados en toda la parte formativa, porque hay una gran demanda”, epxlica Pere.
“La bici es un modelo de cambio para las personas” nos cuentan desde Biciclot
Y es que no hay mejor manera de mejorar la ciudad en la que uno vive que enseñar a sus habitantes. “La bici es un modelo de cambio para las personas”, apunta Pere. “Por eso nos interesa, ante todo, trabajar con personas, entendiendo la bici como un instrumento que incide en su vida y en la de los demás”.
Todo ese espíritu se trasladará, a partir del próximo verano, a un nuevo y espectacular espacio: Bicicleta Hub, en la calle de Pere IV, cuyas obras están ya muy avanzadas. “Nuestro plan es abrir en septiembre”, avanza Pere, que desvela algunos detalles de esta nueva etapa. “Bicicleta Hub estará liderado por Biciclot, pero queremos que converjan más servicios, más información y más formación”, explica. Un objetivo ambicioso y transversal. “Nosotros llegamos donde llegamos y trabajamos sectores que nadie más trabaja, pero queremos que otras empresas se conecten a nuestra red para crear un gran centro de la bicicleta con muchos más servicios”.
Respeto y convivencia
Como testigo de excepción del paso de tiempo en la capital catalana, preguntamos a Pere qué ha cambiado desde aquel lejano 1987 en materia de ciclismo urbano. La respuesta está clara: “Ha cambiado la mentalidad. Nos hemos habituado a algo que hace 30 años era una auténtica guerra: la gente iba en bici de mala manera. Ahora hay más respeto, y lo hay en todos los sentidos. Aunque se segregue a la bicicleta, cuando confluimos con los coches, que es muy a menudo, hay un respeto mutuo. Del mismo modo que está ocurriendo en toda Europa, sólo va a ir a más”.