Cada día voy en bicicleta al trabajo: entro a las 2 de la tarde, así que siempre voy de un sitio a otro a horas de muchísimo calor. Con estas pautas he logrado sobrevivir e, incluso, gozar cada día del trayecto, pero seguro que hay algún truco más… ¿Nos ayudas?
Bebe, bebe y bebe
Te lo diría tu madre, y también nosotros: bebe mucho líquido en verano, y si es posible antes, durante y después de pedalear. No te pases, porque si te hinchas el pedalear se te puede atragantar (o, simplemente, puede que tengas que detener tu camino para aliviar la vejiga), pero recuerda que estar bien hidratado hará mucho más llevadero el camino, y llevar una botellita de agua (o algo parecido) encima tampoco nos cuesta tanto.
Sin prisa
Es tan evidente… Que a veces ni se nos ocurre. ¿Quieres no llegar sudado y agotado a tu destino? Basta con salir diez minutos antes: cualquier ciclista acostumbrado a rodar a diario conoce su ritmo, y también que bastará reducirlo un poco para alcanzar nuestra meta descansados y relajados.
Aligera tu carga
Nunca es agradable llevar mucho peso, pero menos en verano. Así que puede ser un buen momento para revisar tu mochila y eliminar todo el contenido superfluo que acumulaste a lo largo de los meses… Lo notarás: además de ir menos cargado te sentirás mucho más ligero mentalmente, sabiendo que has eliminado toda la basura que llevabas semanas transportando de un sitio a otro.
Revisa tu bici
Cualquier momento es perfecto para hacerlo, así que… ¿Por que no ahora? Infla tus ruedas: las deshinchadas tienen más superficie de contacto con el suelo, lo que implica un mayor esfuerzo para desplazarte, y son más proclives a pinchar… Algo que no te va a apetecer nada a pleno sol. Algo parecido puede decirse de la cadena (tenla bien engrasada, puedes ahorrarte un problema y, desde luego, un mayor esfuerzo) o las marchas.
Revisa tu bici: un pinchazo, algún problema mecánico o malgastar energía no son muy apetecibles bajo el sol
Mide los tiempos
Si uno no siente el calor por el aire que nos alivia cuando vamos rodando… ¿Por qué detenerse? No, no estamos diciéndote que te saltes los semáforos, pero sí que midas las distancias y calcules mejor los esfuerzos. Si el semáforo está en rojo… ¿Por qué no aminorar el pedaleo e intentar pasar todos los cruces en verde sin detenerse? Lo mismo con los atascos al final de la calle, los pasos de cebra repletos de gente…
La ropa
Unos dicen que cuanta menos lleves, mejor: las camisetas de tirantes o pantalones cortos permiten que el aire circule mejor refrescando nuestro cuerpo. Otros, en cambio, aseguran lo contrario: la manga larga protege la piel del sol, y si los tuaregs y otros pueblos del desierto siempre van tapados hasta los ojos… En mi caso, soy de los primeros: me gusta tanto sentir el aire, y acabo tan harto de ir con tres capas de ropa en invierno, que prefiero llevar la menor cantidad de ropa posible.
Unos dicen que es mejor llevar poca ropa, otros que protege del sol… ¿Qué opinas?
Eso sí: ojo con el sol…
Aunque, claro, uno siempre se topa con un enemigo mortal: el sol y sus peligrosos rayos. Cada vez son más los casos de tumores de piel, una enfermedad con un alto índice de mortalidad. Sí: la crema solar es cara. Es aburrídismo dársela todos los días. Y, encima, mancha y huele. Pero parece, cada día más, imprescindible.
…Y evita el sol en los ojos
El clásico complemento que no uso (las perdería cada diez minutos), pero para mucha gente son imprescindibles y, aún más, en bicicleta, donde además de protegernos de lesiones oculares evitarán que nos deslumbremos, con el consiguiente peligro. Las gorras, cada vez más de moda, parecen otra buena solución al problema…
Lleva ropa de recambio
Tú sabes la distancia que vas a recorrer, tu propensión a sudar y qué tipo de personas te van a recibir allá donde llegues, pero es innegable que no es muy agradable llegar al trabajo y estar empapado de sudor. El sentido común nos lleva a no llevar una mochila a la espalda (sudarás muchísimo más), y sí una camiseta de recambio (o incluso unos calcetines) para quitarte la que has podido mojar.
El camino veraniego
Lo sabemos muchos ciclistas urbanos: no siempre el trayecto más corto es el mejor, y menos en verano. Si encontrarte con muchos coches es siempre desagradable todavía lo es más en esta estación del año: emiten calor y humo y, por lo general, sus conductores todavía están de peor humor si además de atascados están cocidos. Además, la diferencia entre una calle sombreada y una avenida a pleno sol puede ser de apenas unos metros, y hasta puede que valga la pena desviarse un poco para cruzar un parque e incluso, si vamos con tiempo, pararse a descansar un poco en él.